Cuando Coca-Cola hizo películas: la irregular época de Columbia Pictures que dio luz a ‘Los Cazafantasmas’
Hoy en día no es raro que los estudios de Hollywood sean a su vez pequeñas empresas dentro de enormes conglomerados empresariales. Universal Pictures y Warner Bros., por ejemplo, forman parte de los gigantes de las telecomunicaciones Comcast y AT&T. Amazon adquirió MGM el año pasado, por no hablar de la compra de Fox por parte de Disney. Y en España dos de las productoras de mayor peso del país, Telecinco Cinema y Atresmedia Cine, son filiales de sendos titanes televisivos.
Pero cuando The Coca-Cola Company compró un estudio de cine a principios de los años 80, fue un movimiento inesperado y novedoso. Bajo el mandato de Roberto C. Goizueta, cubano de ascendencia vasca, la empresa de refrescos tuvo una de sus épocas más expansivas: con el sector natural de la Coca-Cola en cierto estancamiento, se propuso diversificar y probar suerte en terrenos como el entretenimiento, el ocio o los perfumes, llegando a invertir en agricultura oceánica o naranjales. Pero una de sus mayores adquisiciones fue la de Columbia Pictures, que se zanjó por 750 millones de dólares el 22 de junio de 1982.
Empezaba así un periodo de unos siete años en los que Coca-Cola estaría detrás de películas como ‘Los Cazafantasmas’, ‘Karate Kid’, ‘Cuenta conmigo’, ‘Cuando Harry encontró a Sally’, ‘Gandhi’ o ‘Tootsie’. Casi una década en la que Columbia Pictures tuvo algunos aciertos y muchos fracasos, uno de ellos tan estrepitoso y catastrófico que le quitó a Coca-Cola las ganas de volver a hacer cine jamás.
Errores y aciertos de Frank Price
Si por algo estuvo marcada la época de Columbia bajo el paraguas de Coca-Cola fue por su errática política de gestión. Para empezar, la empresa de refrescos hizo que Frank Price abandonara su puesto de presidente de la productora en octubre de 1983, un año después de la adquisición. Price, conocido en Hollywood como el hombre de los 10 millones de dólares porque esa era la cifra que le había pagado Columbia, fue el responsable de algunos proyectos de alto riesgo y grandes beneficios como ‘Kramer contra Kramer’, ‘Sólo cuando me río’, ‘El lago azul’, ‘Locos de remate’ y ‘El pelotón chiflado’. Suyos fueron los primeros éxitos de la productora dentro de Coca-Cola: ‘Tootsie’, nominada a 10 premios Oscar y la segunda película más taquillera de 1983 con más de 100 millones, y ‘Gandhi’, un inesperado taquillazo que además recibió ocho premios Oscar, entre ellos Mejor guion, director y película. Según los expertos, el éxito de esta última se debía en gran parte a una campaña diseñada por Price y su presidente de marketing, Marvin Antonowsky.
Pero Price no era perfecto, y los errores en Hollywood se pagan caro. Él fue el que tomó la famosa decisión de retirarse del proyecto de Steven Spielberg ‘Night Skies’, tras haber acertado de lleno apoyando ‘Encuentros en la tercera fase’. ‘Night Skies’ acabaría convirtiéndose en ‘E.T., el extraterrestre’, la película más taquillera de 1982, producida por Universal (moraleja: confía siempre en Spielberg). Ese año Columbia solo tuvo dos producciones en el ranking de las 15 películas más taquilleras, ‘Carros de fuego’ y ‘Annie’, y esta última no se podía considerar un éxito del todo porque solo pudieron recuperar su elevado presupuesto de 40 millones, sin generar demasiados beneficios.
Los resultados decepcionantes, cuando no humillantes, se fueron sucediendo con títulos como ‘Krull’, película de aventuras y ciencia ficción de Peter Yates, la comedia subida de tono ‘Movida de verano’, el thriller de acción y comedia ‘Sufridos ciudadanos’ o la película de serie B italiana ‘Yor, el cazador que vino del futuro’.
El mayor éxito cinematográfico de Coca-Cola: ‘Los Cazafantasmas’
Price sería, sin embargo, la fuerza propulsora del mayor éxito comercial de Coca-Cola como productora de cine: ‘Los Cazafantasmas’. Aunque parece un cliché, lo cierto es que nadie en Hollywood tenía ningún tipo de esperanza puesta en una comedia llena de efectos especiales sobre cuatro tipos vestidos de fontaneros que luchaban contra espectros en Nueva York. Price luchó por ella desde el principio, dando luz verde a un extravagante proyecto con un presupuesto de 25 millones (una cifra demasiado alta para una comedia). Los superiores de Price le dijeron que si fracasaba sería responsabilidad suya.
A pesar de no pocos problemas a lo largo de su producción (en un principio fue escrita para que la protagonizara John Belushi, que murió por sobredosis, y el concepto original de Dan Aykroyd de dos cazadores de fantasmas viajando en el tiempo resultó financieramente impracticable), ‘Los cazafantasmas’ salió adelante y se acabó convirtiendo en un gran éxito comercial. Aunque nadie lo habría dicho en las primeras proyecciones que se hicieron para personas de la industria. “En cualquier público de industria, todo el mundo quiere ver un fracaso”, explicó Price a Vanity Fair. “Yo me reí muchísimo pero el resto del público estaba completamente serio”. Un ejecutivo del estudio se acercó a los responsables y les dijo: “No os preocupéis: todo el mundo comete errores”. Goizueta, el jefazo de Coca-Cola, solo puedo pensar una cosa cuando la vio: “Dios, vamos a perder nuestros trabajos”.
Cuando ‘Los cazafantasmas’ llegó a los cines en verano de 1984, Frank Price llevaba casi un año fuera de Columbia Pictures. Pero su exjefe Fay Vincent no tuvo más opción que darle la razón: en su primera semana en cines, la película recaudó 23 millones de dólares, batiendo récord en la historia de Columbia. Su recorrido en los cines acabó con un total de 239 millones recaudados en Estados Unidos, 282 en todo el mundo. ‘Los cazafantasmas’ fue un fenómeno cultural, ayudado por la canción ‘Ghostbusters’ de Ray Parker Jr.
Una de las “peores películas de la historia”
Cuando se fue, Frank Price fue sustituido por Guy McElwaine, un antiguo jugador profesional de béisbol que se había convertido en agente y productor. En su tiempo al mando de la producción entre octubre de 1983 y abril de 1986 el ritmo de creación en Columbia Pictures se incrementó, pero ninguna película fue realmente un éxito. Y él fue el responsable de la que algunos consideran una de las peores películas de la historia.
‘Ishtar’ era un proyecto capitaneado por Warren Beatty, quien se sentía en deuda con la cineasta Elaine May por sus trabajos como coguionista en ‘El cielo puede esperar’ y guionista en la sombra en ‘Rojos’. Beatty quería producir una película en la que May demostrara que era una buena directora, a pesar de una carrera irregular como tal. Con Dustin Hoffman como co-protagonista, le propuso el proyecto a McElwaine, quien había sido su publicista y ahora lideraba Columbia Pictures. Este no estaba convencido, pero decidió confiar en el criterio y la carrera intachable de Beatty hasta el momento.
La película se desarrollaba en el desierto, pero Columbia prefería que el rodaje tuviera lugar en algún sitio cerca de Los Ángeles. Sin embargo, resultó que Coca-Cola tenía negocios en Marruecos que hicieron posible que ‘Ishtar’ se rodara realmente en el desierto del Sahara entre octubre y diciembre de 1985. El rodaje fue una serie de catastróficas desdichas en la que Beatty y May perdieron su amistad; a lo largo de los casi tres meses de grabación surgieron cientos de problemas que fueron hinchando un presupuesto que en un principio había sido de 27,5 millones pero acabó llegando a los 51.
Hay anécdotas del rodaje de ‘Ishtar’ que ya forman parte de la historia de las “cagadas” de Hollywood, como la búsqueda de un camello de ojos azules que diera como ciego en cámara: encontraron uno perfecto en el mercado de Marraketch, uno que costaría 700 dólares. Pero siguieron buscando por si encontraban algo mejor… solo que no hay muchos camellos con ojos azules. Después de perder el tiempo buscando por toda la ciudad, cuando volvieron a encontrar al vendedor decididos a comprar ese camello único y perfecto… se lo habían comido.
Cuando el equipo volvió a Estados Unidos en navidad de 1985, aún con gran parte de la película sin rodar, Beatty le dijo al presidente de Columbia Pictures Fay Vincent: “Tenemos un gran problema. Bueno, tú tienes un gran problema: Elaine no sabe dirigir”. “Tú eres el productor, despídela”, respondió Vincent según cuenta Vanity Fair. “No puedo. Soy un demócrata de izquierdas, un aliado de los derechos de la mujer. No puedo despedirla. Pero no sabe dirigir en absoluto”, dijo el actor. Cuando Vincent se propuso a despedirla él mismo, Beatty dijo que Hoffman y él se verían obligados a abandonar la película, y entonces propuso dirigir cada escena dos veces: una May y otra él. Después, en la sala de montaje, editarían sus versiones y, como buenos aliados feministas, se desharían de las de la directora. “¿Entonces vamos a pagar dos películas y solo vamos a tener una?”, preguntó el presidente del estudio.
‘Ishtar’ fue recibida con los brazos cerrados por la prensa, que se relamía con cada nuevo rumor de desavenencias en la producción. Se dice que el encargado de filtrar todos los desastres a la prensa fue, de hecho, el jefe del estudio, que a partir de mediados de 1986 era David Puttnam (hablaremos de él en un momento). La película recaudó solo 14,3 millones de dólares en la taquilla norteamericana, dejando tras de sí pérdidas de unos 40 millones y convirtiéndose en uno de los fracasos más estudiados de la historia de Hollywood.
Un ejecutivo de Hollywood en guerra contra Hollywood
Para cuando ‘Ishtar’ se estrenó en mayo de 1987, Columbia Pictures llevaba un año bajo el mandato de Puttnam, quizá el máximo responsable de la debacle comercial del estudio que acabaría expulsando a Coca-Cola para siempre de Hollywood. Puede que lo hiciera a propósito: al fin y al cabo Puttnam, el productor de ‘Carros de fuego’, era un británico curtido en el cine independiente que llegaba a Hollywood con el propósito de levantar una guerra contra la cultura de la celebridad y el aspecto financiero del cine estadounidense.
Puttnam estaba en contra de las secuelas y las superproducciones, y puso muchas piedras en los desarrollos de películas como ‘Cazafantasmas 2’ o ‘Karate Kid III: El desafío final’. El puesto le duró un año: lo abandonó (o le invitaron a irse) cinco semanas después del estreno de ‘Ishtar’, película que no se había esforzado en salvar porque odiaba a las estrellas que la protagonizaban (puede que, según algunos rumores, él mismo se encargara de terminar de demolerla filtrando noticias negativas a la prensa). Durante su mandato Columbia se convirtió en una de las “majors” con menos éxitos en taquilla, y tampoco lograba grandes resultados en los premios, con la excepción de ‘El último emperador’, la película de Bernardo Bertolucci que ganó 9 premios Oscar en 1988 (Columbia tenía los derechos de distribución estadounidenses, que habían adquirido sin mucho interés).
Columbia, de un gigante de los refrescos a un gigante tecnológico
Para entonces, Coca-Cola ya estaba buscando como loca alguien que le quitara a Columbia Pictures de las manos. No solo eso: también el estudio Tri-Star, que la empresa de refrescos había creado en 1982 con la ayuda de Columbia, CBS y HBO, pero las cadenas de televisión habían saltado el barco en 1985 y 1986 respectivamente. Lo que hizo Coca-Cola fue juntar Columbia Pictures y Tri-Star en un solo grupo llamado Columbia Pictures Entertainment y poner al mando a Dawn Steel, una de las primeras mujeres en liderar un estudio de Hollywood (fue contratada por Columbia después de que Paramount Pictures la despidiera mientras daba a luz en el hospital, ¿qué pensaría Warren Beatty al respecto?).
Steel se encargó de reconstruir las relaciones con las estrellas y creativos que el kamikaze de Puttnam había destruido, y volvió a poner en marcha los desarrollos de ‘Cazafantasmas 2’ y ‘Karate Kid III: El desafío final’, dos de los mayores éxitos de la historia de Coca-Cola como productora de cine.
Pero The Coca-Cola Company ya mantenía conversaciones con otra gran empresa que estaba interesada en adquirir Columbia: Sony. El gigante tecnológico japonés compró Columbia Pictures Entertainment en 1989, por unos 1.500 millones de dólares. Eso es el doble de lo que le había costado adquirir el estudio a Coca-Cola (incluso ajustándolo a la inflación, la empresa de refrescos obtuvo beneficios tras su aventurilla en Hollywood). Desde entonces, la única Coca-Cola que podemos encontrar en el cine es la que venden junto a las palomitas, y Columbia sigue perteneciendo a Sony.
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