Éstos son los paisajes más cinematográficos de nuestra geografía
Hay paisajes conmovedores; los hay que nos dejan la boca abierta o, incluso, que nos afectan emocionalmente como si fuésemos románticos dieciochescos en un cuadro Caspar David Friedrich. Los lugares trascendentes poseen esa capacidad de hacernos soñar con los ojos abiertos.
Con toda seguridad, el cine ha tenido un papel indudable en ese descubrimiento de paisajes sobrecogedores. Atmósferas, evocación, poesía… todo eso y más con un buen juego de cámaras en un atardecer o un desierto. Por suerte, para vivir eso no hace falta estar en la butaca del cine o en el sofá del salón; podemos coger un tren para disfrutar en directo de estos espacios que nos conquistan. Con Renfe podemos pisar lugares únicos donde podríamos rodar un filme inolvidable. ¿Listo para descubrir los paisajes más cinematográficos?
La historia fantástica que le falta a Granada
¿Qué se puede añadir a lo que se ha dicho ya sobre la belleza de Granada? Que necesita, como mínimo, una buena historia más. Entre sus calles, su sierra, y su historia podría crearse un mundo de fantasía que aún no existe. Como un Dune mediterráneo y nazarí a la vez. No en vano la Alhambra tiene ese brizna de lejanía y exotismo que encaja tan bien con esas idealizaciones del pasado sobre esta España tan del sur y tan míticas. Se puede aprovechar para crear un nuevo universo.
Aunque su provincia vecina Almería se pueda poner algo celosa, su desierto ya ha servido para uno de los capítulos más llamativos de Black Mirror, en el desierto de Gofares. Ofrece magia, edificios de ensueño y la atmósfera para construir momentos graves, tensos y sugerentes.
Navarra: comedia romántica con olor a lavanda
A unos treinta minutos de Pamplona se encuentra un lugar muy especial, Olite. Allí se halla un campo de lavanda digno de la Provenza francesa y, además, un castillo medieval con muchísimo encanto. Una comedia a lo Woody Allen encajaría perfectamente para estos paisajes que parecen sacados de un cuento.
Sí, un cuento moderno, con su punto de neurosis, algún giro de guión… una pareja que se va a casar o que acaba de conocerse. Alberga destellos de fantasía para pasar un buen rato y seguir creyendo en el amor. Quién se puede negar a algo así. Harvey Kietel le recuerda a Michael Caine en Youth: «Sólo somos sentimientos», y algo de razón tiene.
Terror psicológico rodeado de molinos
No todos lo molinos deberían servir para estrellarse contra ellos en aventuras caballerescas. En la provincia de Cuenca —y a 150 kilómetros de Madrid— se encuentra Mota del Cuervo, un pequeño municipio que posee siete molinos de viento que podrían servir de escenario para una película de terror psicológico. Quien haya visto Midsommar sabe lo que puede ofrecer un terreno abierto, idílico a primera vista y que sea, al final, todo lo contrario.
En esta tierra castellana podría ocurrir algo así. Atardeceres majestuosos, edificaciones muy simbólicas y la sensación de que el tiempo no pasa. Qué mejor para plantar un personaje con un oscuro interior que se proyecta en los molinos y en la tierra árida. Triunfo asegurado en una montaña rusa de emociones.
Thriller en el bosque catalán
En Cataluña, entre las provincias de Gerona y Barcelona se extiende el Parque Nacional de Montseny. Si uno se para un poco podría pensar que está en algún mundo mágico, como si lo hubiera descrito Tolkien. Y es una suerte poder visitarlo. Sus 30.120 hectáreas podrían ser el escenario de una gran película de suspense.
Imagina Seven en el bosque. De un modo análogo al éxito de Alberto Gutiérrez con La isla mínima, este bosque permite una infinidad de posibilidades para jugar con la tensión de sus espacios y las relaciones entre los personajes que lo deben frecuentar. ¿Una desaparición?, ¿un cadáver impensable? Todo es posible entre una naturaleza tan exuberante, atractiva y asfixiante.
Almería: el desierto que nos merecemos
Explotado y archiconocido, sí. Pero quién puede negarle a este lugar mítico del cine europeo su calidad, su interés y su ambiente abisal. En lugar de recuperar un western más (que tampoco nos importaría), proponemos redescubrir esta tierra tan especial con algo diferente. Menos disparos, menos duelos y menos hombres a caballo. Una historia lisérgica para un beat español.
El espíritu de Zabrieski Point, de Antonioni, lo podría rescatar algún director con ganas de unir la riqueza del desierto con la mente perturbada de un personaje a la altura. Un grave problema personal, un escritor retirado o un grupo de viajeros de sí mismos que busca encontrarse. ¡Cómo no va a funcionar esta aventura!
Nuestra geografía ofrece miles de ideas porque, ya se ha visto, posee lugares en los que rodar todo tipo de películas. Deja tu imaginación y AVE te lleven a destinos únicos.
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