Las películas censuradas por la Unión Soviética ven la luz en el Festival de Sevilla

‘The Long Farewell’ de Kira Muratova
De vez en cuando no es solo necesario mirar al presente y futuro del cine, sino también al pasado. El Festival de Cine Europeo de Sevilla entiende bien esta responsabilidad y va un paso más allá: quieren reformular el canon cinematográfico introduciendo joyas olvidadas que quedaron enterradas por cuestiones de discriminación (geográfica, de raza y género…) o por la censura por cuestiones políticas. En este segundo grupo se enmarcan tres de las películas que presentan este año en la sección ‘Hacia otra historia del cine europeo’, que fueron censuradas por la Unión Soviética durante sus años de control cultural férreo bajo el Telón de Acero en todos los territorios que dominaban, y que nos alejó de referentes tan importantes como Kira Muratova, Judit Ember y Karel Kachyňa.
Un año más, esta sección del festival nos ayuda a descubrir cómo reescribir una nueva historia del cine europeo. “Con el convencimiento de que la historia no es ni puede ser algo estático”, dicen, el festival “aspira a generar un debate enriquecedor e impulsar una historiografía del cine viva y crítica con los discursos hegemónicos”, esto es, “un proceso en el que nunca se deja de investigar para sacar a la luz lo desconocido, reevaluar lo incomprendido o reinterpretar lo que parece inamovible”. Vaya, volver la mirada al pasado para ver qué dejamos atrás y traerlo al presente con su pertinente contexto y copias restauradas cortesía de filmotecas de toda Europa, desde el National Institute Film Hungary hasta el EyeFilm Museum de Ámsterdam.
Así, la fascinante selección de este año (formada por ocho títulos) nos ha permitido ver ‘The Long Farewell’, la cuarta película de la directora moldava Kira Muratova, que fue censurada en 1971 y no vio la luz hasta la perestroika en 1987. Muratova, una de esas tantas mujeres directoras de cine olvidadas que debemos reivindicar, habla de la descomposición emocional de una mujer que no entiende cómo su hijo adolescente, al que ha criado prácticamente sola desde el doloroso divorcio, prefiere irse a vivir con su padre. La puesta en escena no podría estar más lejos del realismo soviético deseado por las autoridades: es experimental y poética, haciéndose eco de la estética de la Nouvelle Vague y tendiendo puentes (conscientes o no) con el cine de Agnès Varda. El retrato fragmentado de esta mujer al borde de un ataque de nervios es libre en fondo y forma, y quizás por eso no fue capaz de superar el Telón de Acero que la dejó encerrada en un cajón durante casi dos décadas.
Junto a Muratova, otra directora emerge en esta sección como figura a reivindicar: Judit Ember fue un emblema de rebeldía en tiempos de represión y censura, y un ejemplo (otro más) de los sangrantes olvidos de nombres femeninos en la historia del cine europeo y mundial. De hecho, el festival afirma que “ostenta el dudoso honor de ser la cineasta más censurada de la historia del cine húngaro”. En Sevilla se proyecta su película ‘Mistletoes’, de 1971, en el que tres generaciones de mujeres gitanas se interpretan a sí mismas y cuentan sus historias. Todo parte de Nóra, madre soltera de dos niños que intentó suicidarse saltando de un cuarto piso, pero los traumas con los que ella carga pueden convertirse en esperanza para las nuevas generaciones. Ember no solo fue directora de cine, también periodista e historiadora, y descubrir su filmografía completa es una de las deudas pendientes más importantes de la historia del cine europeo.
La tercera película que sufrió el yugo del Telón de Acero y que forma parte de esta nueva edición del Festival de Sevilla es ‘The Ear (Ucho)’ de Karel Kachyňa, prohibida en 1970 por el gobierno checoslovaco bajo influencia de la Unión Soviética. Película clave de la Nueva Ola Checa, la historia sigue a una pareja compuesta por un oficial comunista y una mujer con problemas de alcoholismo, y a los que les suceden una serie de extraños eventos que les llevan a pensar que están siendo vigilados por las autoridades. Podemos entender por qué fue objeto de censura. La película no vio la luz hasta 1990, cuando, en una decisión inusual y de justicia histórica, compitió en la Sección Oficial del Festival de Cannes.
Mirar al futuro es esencial, pero mirar al pasado es una necesidad. ¿Cómo podemos seguir escribiendo la historia del cine sin la necesaria reparación histórica de aquellos cineastas y aquellas películas que no recibieron la atención que merecían? En la sección ‘Hacia otra historia del cine europeo’ no solo se ven las tres películas mencionadas y que fueron afectadas por la represión soviética. Las acompaña una de las pocas películas que realizó como directora la actriz Jeanne Moureau, ‘Lumière’, que demuestra que fue más que una estrella de la gran pantalla. También representantes imprescindibles de las nuevas olas de cine yugoslavo (‘Tri’ de Aleksandar Petrović) y el cine griego (‘Face to face’ de Robert Manthoulis), así como la última película de Detlef Sierck antes de convertirse en Douglas Sirk (‘La Habanera’) y un temprana joya LGTBIQ+ como ‘A woman like Eve’ de Nouchka van Brakel.
Al arrojar algo de luz sobre estos títulos, el Festival de Cine Europeo de Sevilla consigue que la historia del cine europeo sea un poco más rica. Su sección más “clásica” está cargada de sensibilidades modernas, es todo un descubrimiento que no deja de sorprender, y que, esperemos, seguirá luchando contra el olvido.
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