¿Son Paul Newman y George Clooney los hombres más guapos del mundo?
Brad Pitt acaba de lanzar su línea de productos beauty genderless (para que presumas de cara bonita y cuenta bancaria pelada) y la pregunta era obligada: “¿Quiénes creen que han sido o son los hombres más guapos del planeta?“. Y he ahí que el ganador de un Oscar por Once Upon A Time in Hollywood lo clavó con su respuesta: “Ya sabes, en el mundo de la actuación, porque es mi trabajo, el nombre que primero me viene a la mente es Paul Newman, y según todos los que le conocieron era un ser humano realmente especial, generoso, cálido y sincero”.
“Si tengo que elegir a alguien presente, bueno, tengo que nombrar a ese hijo de perra de George Clooney porque ¿por qué no? Él siempre me elimina de esta ecuación y yo a él, pero esta vez voy a hacer algo inesperado”, confiesa Brad con la rebeldía que le caracteriza cuando habla de su íntimo amigo.
Figuritas al margen, no podemos estar más de acuerdo con la selección que ha realizado Brad sobre quiénes son los hombres más guapos del mundo. Además, tenemos imágenes que demuestran que Brad no miente cuando dice que Paul Newman y George Clooney son de otro planeta.
Paul Newman, el felino de ojos azules que te araña el alma
Lo sé, me he puesto romántica (y poética), pero y quién no cuando se habla de alguien como Paul. Actor, piloto de carreras, vendedor de salsas para cocinar y guapo, pero guapo, guapo. No guapo sin más. Porque un hombre puede ser guapo, pero hace falta posar delante de más de una docena de huevos y salir extremadamente atractivo para ganarse la condecoración de doblemente guapo.
La belleza de Newman residía en que, hiciese lo que hiciese, siempre salía guapo. True story. ¿Tú has visto a alguien haciendo una dominada en medio de un rodaje y que salga hot, hot, hot en una fotografía que ni siquiera él sabe que se está haciendo? Atiende.
Y es que si has visto Cómo conocí a vuestra madre, obviamente esta situación te recordará al episodio en el que Barney siempre sale bien en las fotos.
Un hombre que no bostezaba, sino que abría la boca para soltar una bocanada de aire con la misma gracia que cuando fumaba.
El galán eterno que ni en la madurez, ni en water taxi en Venecia, perdía la elegancia.
Porque Newman era, sobre todo, un tipo normal. ¿Qué se bajaba del water taxi y se tenía que poner un hielo en la copa delante de un plato de aperitivos y del camarero? No problem.
Pero sobre todo, porque a ver qué hombre a sus 76 años, lleva unas gafas de ver con tanta clase y rodea con el brazo a su mujer con tanta ternura.
Así que nadie podrá decir que Paul Newman no era pura dinamita.
George Clooney, el médico que nos dejó sin aliento
Mucho antes de que Patrick Dempsey se pusiera la bata de cirujano, tío Clooney ya paraba corazones con su papel de pediatra en Urgencias. Que estaban los padres deseando que el niño tuviese fiebre para ver si les atendía ESTE HOMBRE.
Pero cuidado porque la leyenda de la belleza de George Clooney comenzó con el pijama puesto, y llegaba hasta su pase de trabajo. Vamos, que te come con la mirada y eso que está plastificada.
Y ya si se pone bata blanca, camisa y corbata y te mira así mientras te reanima, pues hasta que merece la pena el susto.
Como mujer que escribe este artículo, he de decir que la belleza de George reside en su sincera sonrisa, su mirada de cachorro abandonado y en su lenguaje corporal. Y esto es así porque mis amigas y yo lo hemos hablado cientos de veces y como bien sabrás las charlas femeninas equivalen a los mejores estudios realizados por la cátedra de sociología de Oxford. Ejemplo: ojito a cómo mira George a su interlocutora.
Sonríe amablemente, realiza contacto visual, tiene el cuerpo ligeramente inclinado en señal de cercanía y se toca las manos (y qué manos). Un cóctel de elegancia, clase y un toque ‘chulesco’ del que no puede disfrutarse solo una copa.
Hablando de bebidas, George es otro de los que tampoco temen acercarse al buffet, como Newman, para servirse él mismo otro cubito de hielo. Y sale bien, además de compartir plano con Brad. Esta foto es oro puro (y sobre todo la mejor guinda para mi pastel literario).
Ah, no, la mejor es esta. Hasta vendaje en mano y colocándose el zapato en la alfombra roja del Festival de Cannes está cañón.
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