Uno de los mejores directores de siempre se lanza a hacer un thriller de la vieja escuela pero con inquietudes modernas. Un modesto pero eficaz ejercicio de intriga policial, de carácter seco y potente, que además sirve de crítica al escenario geopolítico actual. Fue tan modesto que pasó de manera muy discreta, y no todo el mundo la llegó a valorar justamente. Y ahora que va a abandonar la plataforma de Prime Video este domingo, es momento de dar una oportunidad a Domino.
La película más reciente del imprescindible Brian De Palma le lleva de nuevo a hacer un ejercicio de cine comercial que ya no se lleva, o al que Hollywood ha decidido darle la espalda. Pero no se conforma, decide darle un poco más de profundidad con su discurso político y también incorporar inquietudes sobre las tecnologías de grabación modernas, tan sugerentes como peligrosas.
Y para ello se trae a viejos conocidos de Juego de Tronos como son Nikolaj Coster-Waldau y Carice van Houten, además de otros actores notables como Guy Pearce. Con diferentes países como Dinamarca, Francia, Países Bajos, Bélgica y más involucrados en la producción, De Palma se disfraza de director europeo moderno para meternos en un departamento de policía danés.
Coster-Waldau interpreta a un policía danés de Copenhague, que decide investigar por su cuenta el asesinato de su compañero. Le acompaña la oficial de policía a la que da vida Van Houten, formando una peculiar pero decidida pareja que va desenmarañar todas las conexiones ocultas detrás de esta muerte, involucrando a una operación especial de la CIA y una célula terrorista del ISIS.
De Palma no desaprovecha para hacer crítica a las agencias de inteligencia abusando de sus poderes bajo la promesa de neutralizar la amenaza terrorista. Su obra está frecuentemente marcada por esa mirada cínica a los poderes ocultos y las prácticas cuestionables de las agencias de su país, como en la magistral Impacto que hace una reflexión de la bajeza moral en la que ha caído su país para mantener la hegemonía del poder.
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Si en aquella había inquietud posterior al escándalo de Nixon, en Domino hay denuncia del aprovechamiento de la guerra contra el terrorismo. También hay una interesante mirada sobre cómo los avances tecnológicos en grabación de imagen y sonido se han empleado en estos actos perniciosos, con drones y microcámaras en armas a la vanguardia. La misma Impacto hacía una interesante conexión entre los métodos punteros de captación del sonido empleados tanto para el mal como para el bien.
Todo esto son capas que dan mayor profundidad a otro ejercicio de suspense e intriga bien medido y rodado con inteligencia. Quizá no con el brío de sus mejores tiempos, pero sin duda queriendo aportar algo más que un trabajo tan apañado como olvidable. Domino es una película tan entretenida como astuta en su comentario, y por ello es uno de los thrillers infravalorados de los últimos años. Nada extraño en una carrera tan irregularmente apreciada como ha sido la de De Palma.
Puedes ver todavía Domino a través de Prime Video. También la tienes disponible en HBO Max.
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