Barbie: El largo camino de Mattel para hacer un live-action
«Sé lo que tú quieras ser», nos dice Barbie, pero la marca Mattel —desde mucho antes de pensar en hacer una película live-action— se resistió a que su preciada propiedad intelectual fuera todo lo que pudiera ser en cine y televisión. En los años 90, el carácter sobreprotector de la compañía impidió que la muñeca apareciera en la primera película Toy Story, pues presuntamente no le gustaba que tuviera una personalidad definida, cuando en realidad se buscaba que cada niña que jugara con una Barbie imaginara su modo de ser y comportarse.
Eventualmente Mattel cambió de parecer y permitió que Barbie robara cámara en las siguientes entregas de la popular franquicia de Disney-Pixar, junto a Woody y sus amigos. Pero no sólo eso. Después de Toy Story 2, la marca de juguetes aparentemente reconoció el mar de lucrativas posibilidades que había para su mítica muñeca en la pantalla, y a partir de 2001, fueron emergiendo más de 40 películas de animación digital con Barbie como protagonista.
Por otro lado, en la primera década del siglo XXI, el imperio de Mattel tembló ante la entrada de las muñecas Bratz como competencia, que proponían juguetes más acordes a la modernidad y atentos a los temas de inclusión y diversidad, mientras que las Barbies —epítome de la «perfección» inalcanzable desde su creación en la década de los 50— empezaban a mostrarse arcaicas. La baja de popularidad condujo a que entre 2012 y 2015 hubiera una constante caída en ventas, al punto de recaudar solamente la mitad de los $1.8 mil millones de dólares alcanzados en 1997.
Al momento de ese estrepitoso descenso, una película live-action de Barbie ya estaba en desarrollo, ante el deseo de Mattel de nuevamente volverla relevante. Pero, ¿por qué el proyecto tardó casi quince años en llegar a cines?
La Barbie imperfecta
En 2009, iniciaron las conversaciones para una película live-action de Barbie, primeramente con el sello de Universal Pictures. Sin embargo, después de cinco años sin avances significativos, los derechos fílmicos de la muñeca pasaron a Sony Pictures, que encomendó a un puñado de guionistas —incluida la ganadora del Óscar Diablo Cody— la labor de escribir distintas propuestas de guion. En aquel entonces, la intención era contar la historia de una Barbie «imperfecta» que es expulsada de la paradisiaca Tierra de Barbie, sólo para descubrir que la verdadera perfección yace en el interior.
En diciembre de 2016, Sony aparentemente había encontrado a la actriz ideal para el rol titular. Se trataba de la comediante Amy Schumer, quien además estaba contemplada para fungir como coguionista de la versión final de la película junto a su hermana Kim Caramele. Sin embargo, Schumer renunció al proyecto cuatro meses después, alegando problemas de agenda.
No sería sino hasta 2023 que la neoyorquina reconocería que la verdadera razón de su salida fueron las diferencias creativas con el estudio. A ojos de los altos mandos de Mattel, la propuesta de Schumer no resultaba “tan inteligente y provocativa” como se hubiera esperado y sólo hacía de Barbie un objeto de burlas.
En julio de 2017, se reportó que Anne Hathaway estaba en pláticas para ser la nueva protagonista del largamente pospuesto largometraje —ahora con un guion de Olivia Milch— y que la australiana Alethea Jones se perfilaba para la silla de dirección, por sugerencia de la misma actriz. Pero finalmente tampoco hubo película que floreciera de esa combinación. Los derechos en manos de Sony Pictures expiraron en otoño del año siguiente, y para entonces, Mattel ya tenía otros planes sobre el modo adecuado de llevar a Barbie a la pantalla grande.
«Era Margot, no había otra opción»
En abril de 2018, el empresario israelí-estadounidense Ynon Kreiz obtuvo el título de CEO de Mattel Inc., presentándose como un líder visionario que conseguiría revertir la precipitada caída en ventas que estaba sufriendo la compañía. Su estrategia consistía en conceder licencias de cada propiedad intelectual a diestra y siniestra, en aras de expandir los alcances de Mattel dentro de la industria del entretenimiento.
Una de las primeras iniciativas que logró concretar fue la fundación de Mattel Films, división que tendría la tarea de desarrollar proyectos cinematográficos inspirados en sus juguetes, empezando por Barbie, que al ser la propiedad más valiosa de la marca, prometía erigir “algo ambicioso y único”, declaró Kreiz a Variety.
Semanas después de convertirse en mandamás, el recién nombrado CEO se reunió con Margot Robbie en Beverly Hills. ¿Su propósito? Averiguar qué tan interesada estaría en interpretar a una Barbie de carne y hueso. Curiosamente, la nominada al Óscar por Yo, Tonya no sólo se mostró dispuesta a aceptar el papel, sino que alzó la mano para además desempeñarse como productora, a través de la empresa LuckyChap Entertainment. Y por su parte, Kreiz estaba convencidísimo de que Robbie sería la socia ideal y la actriz perfecta para el personaje: «Era Margot, no había otra opción».
En aquella primera charla, el dirigente de Mattel asimismo se comprometió a priorizar que la venidera cinta resultara impecable en materia de historia, elenco, guion, equipo creativo, etc., sin que el objetivo final fuera meramente vender juguetes.
“El riesgo era que la gente ajena a Mattel pensara que queríamos hacer películas para vender más juguetes. Pero yo fui muy claro respecto a que no se trataba de vender juguetes”, remarcó Kreiz. “Se trataba de crear contenidos de calidad, de crear una experiencia con impacto social que la gente quisiera ver”.
Con Robbie a bordo, los derechos fílmicos de Barbie antes poseídos por Sony cayeron en el regazo de Warner Bros. Pictures, la distribuidora destinada a cobijar la película live-action definitiva.
Guionistas con libertad absoluta
Barbie tenía que ser la película definitiva de empoderamiento femenino, según dijo a Variety Robbie Brenner, quien hace cinco años tomó las riendas de Mattel Films. Por su escritorio pasaron muchas propuestas, pero ninguna que le pareciera digna de una película, hasta que el nombre de la aclamada cineasta Greta Gerwig fue puesto sobre la mesa, por recomendación de Margot Robbie. Ella y Brenner acordaron reunirse en Nueva York con la mente responsable de Lady Bird y Mujercitas. Y de aquel encuentro, al cual también asistió el director y guionista Noah Baumbach, emergió una respuesta positiva.
A mediados de 2019, la dupla de escritores se comprometió a elaborar el guion de Barbie, y dos años después, Gerwig asimismo firmó contrato con Warner para dirigir la película. Desde un inicio, le motivó la idea de trabajar con Robbie y de enfrentarse al reto que suponía una producción de $100 millones de dólares, versada sobre la muñeca más popular de la historia.
Por otro lado, influyó también que Mattel les concediera a Gerwig y Baumbach libertad absoluta en cuanto al rumbo y tratamiento que quisieran darle a la historia. “No se trata de supervisión ni de control”, aseveró Kreiz. “Se trata de confianza y de cómo trabajamos con los creadores”.
El guion resultante, aunque poseía similitudes con el de Sony Pictures de años atrás, redireccionó las bromas de las que Barbie era víctima en la propuesta de Schumer. Ahora las burlas y las críticas iban en contra de los ejecutivos de Mattel en la ficción, quienes harían hasta lo imposible por mantener al personaje titular en un pedestal de inalcanzable perfección.
«Cuando todos leímos el guion aquí por primera vez, estoy segura de que hubo cosas que nos hicieron pensar: ‘Vaya, esto empuja un poco las cosas’. Pero todos decidimos que iba a haber momentos en los que daría un poco de miedo, pero que íbamos a ser recompensados por ello», comentó Brenner. «Estar a salvo en este mundo no funciona. Queremos que [la película] sea audaz. Barbie es audaz, ha hecho cosas increíbles y es una pionera. Y eso es lo que hicimos».
A lo que Kreiz agregó:
«Hay muchos elementos de humor y autocrítica en la película. Y lo aceptamos. Nos tomamos nuestras marcas muy en serio y nos tomamos muy en serio lo que hacemos. Pero no nos tomamos a nosotros mismos demasiado en serio».
Barbie, de la directora Greta Gerwig, se exhibe actualmente en salas mexicanas.
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