Blanca Nieves – Crítica de la película

Blanca Nieves – Crítica de la película

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Blanca Nieves y los siete enanos de 1937 es, sin duda, el clásico de animación más importante en el panteón de Disney. Es la estrella polar para lo que el estudio haría después durante décadas. Casi un siglo después, su remake en live action llega a salas de cine con la timidez de quien no quiere importunar a nadie. En la medida en que “timidez” se puede utilizar para referirse a un estreno sin alfombra roja ni tour de prensa, pero igual enorme en comparación a casi cualquier otra cosa con la que compartirá la cartelera).

Esta nueva versión (¿reinvención, reimaginación, recreación?) intenta serlo en un entorno de polémicas, desde quejas frívolas sobre fidelidad a la “original” a comentarios racistas sobre el casting (y ni hablar de las posturas políticas incompatibles entre las líderes del elenco, Rachel Zegler y Gal Gadot). Valdría la pena recordar que el clásico animado es sólo una versión entre tantas del cuento. Esto, en teoría, debería otorgar un lienzo más amplio para la creatividad. Pero esto es Blanca Nieves de Disney, lo que en automático impone restricciones bajo la “mentalidad franquicia” que reina en la Casa del Ratón.

Película Blanca Nieves live action de Disney
Rachel Zegler como Blanca Nieves en la nueva película de Disney.

El resultado es una producción que quiere darle gusto a todos sin incomodar a nadie, parándose de pestañas para existir entre contradicciones irreconciliables. Por ejemplo, proponer valores progresistas pero ser fiel a una película de hace un siglo, que reducía el rol de la princesa titular a verse bonita y estar en la cocina.

La nueva película de Blanca Nieves sigue, en la superficie, la misma trama de la original: la princesa (Zegler), que aquí recibe su nombre por haber nacido durante una fuerte nevada, es sometida por su madrastra, la Reina Malvada (Gadot). La tirana quiere deshacerse de ella para reclamar su lugar como la “más bella” del reino. Así que la joven huye al bosque, donde es ayudada por los siete enanos. La reina la encontrará y, bajo la fachada de una anciana, la envenenará con una manzana.

Pero el guion de Erin Cressida Wilson (La chica del tren) añade minucias que brindan una necesaria –aunque torpe– actualización al relato. Nuestra princesa no es alguien que espera pasivamente a ser rescatada. Ella es hija de reyes justos que la educan para ser una gobernante al servicio activo de su pueblo. Este un refrescante cambio respecto al servilismo doméstico al que estaba confinada en la original (y esta vez, los enanos limpian su propia suciedad).

Esto también brinda una interpretación diferente a la usurpación de la reina tirana, obsesionada con la belleza exterior y acumular para sí las riquezas del reino. (Nada de irónico en el casting de un “ícono israelí” para este papel, ¡no, señor!). En el inglés original, queda fuera la frivolidad de los celos por la belleza de la princesa. The fairest of them all se convierte en un duelo entre fair (bella) y fair (justa). Una lectura que se pierde en el doblaje.

Película Blanca Nieves live action de Disney
Rachel Zegler como Blanca Nieves en la nueva película de Disney.

El gran problema de esta Blanca Nieves y su película, como casi todos los remakes live action que le preceden, es la devoción del estudio hacia la iconografía del clásico animado. Esto informa todo desde el guion hasta el diseño de producción, personajes, vestuario, maquillaje y fotografía. La fealdad grisácea, la norma en estas nuevas versiones filmadas en digital, se conjuga con colores que, en su fidelidad absoluta a la animación, resultan más chillantes que placenteros.

Secuencias enteras son diseñadas para acomodar números musicales clásicos. Funciona en algunas ocasiones («Whistle While You Work«), pero en otras sólo tiene el efecto de evidenciar lo narrativamente insulsas que pueden ser (“The Silly Song”). Lo que hace un siglo fue producto de la creatividad –entiéndase, experimentar con la expresividad de la animación–, aquí es una fidelidad ciega.

Y ni hablemos de los siete enanos que, a pesar de los rumores, finalmente sí fueron enanos. Además de dejar como puro relleno a otros seis personajes nuevos, su diseño final es el horrendo matrimonio entre caricatura, animación digital fotorrealista y una corrección política imposible para una historia como esta.

Lo cual nos habla de lo que parece una necedad por revitalizar y actualizar clásicos. La película original de Blanca Nieves fue lo que fue en 1937. Quizá pertenezca al pasado, y lo mejor sea crear historias nuevas, originales, para las generaciones actuales.

autor Este no es el droide que estás buscando. Crítico y periodista de cine, actual editor en jefe de Filmelier en México y Brasil. También edita el blog de Film Club Café.

Contenido original de Cine PREMIERE

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