‘Charada‘ no es un musical, está claro, pero su ritmo narrativo interno, la maravillosa melodía de sus diálogos, su endiablada capacidad para hilar escenas inolvidables y, por supuesto, sus dos interpretaciones protagonistas, funcionan con la misma contundencia que el mejor de los números posibles ejecutados, por ejemplo, por Gene Kelly o Fred Astaire.

Cary Grant está soberbio, menuda novedad, pero es Audrey Hepburn quien termina robando por completo una de esas propuestas que funcionan a la perfección desde su primer minuto hasta el último de los planos. No tratéis de encontrar fallo, punto flojo o algo mínimamente parecido a un momento de debilidad porque, sencillamente, no lo tiene.

Con el Alfred Hitchcock más juguetón y enrevesado como influencia (muy) directa, ‘Charada’ resulta una de las mejores combinaciones de thriller y comedia romántica jamás vistas en una pantalla. Una delicia inagotable en la que la dirección del añorado y siempre reivindicable Stanley Donen brilla con una luz especial. Un clásico en toda regla.

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