«Entiendes por las buenas o habrá mujeres que te hagan entender por las malas»: el director Jorge Cuchí revela lo que inspiró Un actor malo

«Entiendes por las buenas o habrá mujeres que te hagan entender por las malas»: el director Jorge Cuchí revela lo que inspiró Un actor malo

Jorge Cuchí es un hombre que desde hace mucho conoce el éxito. Sin embargo, él no estaba satisfecho. Inmigrado en México desde 1982, graduado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Iberoamericana en 1986, durante 25 años Jorge fue publicista para agencias de gran renombre como Leo Burnett, Bazzel (hoy FCB), Lowe y más.

En 2014, tras once años de ser director creativo para la prestigiosa agencia Olabuenaga Chemistri, Cuchí decide abandonarlo todo para dedicarse de tiempo completo a su gran pasión: el cine.

Su ópera prima, 50 (o Dos ballenas se encuentran en la playa) (2020), obtuvo trece nominaciones en diferentes festivales. Entre ellas tres menciones en el Ariel (Mejor guion, Mejor ópera prima y Mejores efectos visuales) y una en la Semana de la Crítica en Venecia (Mejor filme). Además, fue ganador de tres premios en el Festival Internacional de Cine de Morelia de 2021 (Mejor película, Mejor actriz y Mejor actor).

50 (o Dos ballenas se encuentran en la playa) (2020)
50 (o Dos ballenas se encuentran en la playa) (2020), ópera prima de Jorge Cuchí.

Ahora, Jorge estrena su segunda película, Un actor malo. En ésta narra la historia de Sandra y Daniel (Fiona Palomo y Alfonso Dosal), un par de actores que trabajan en el rodaje de una película.

Luego de una escena de cama, Sandra pierde la concentración, empieza a temblar y con voz entrecortada pide a las mujeres en el set que la acompañen porque necesita contarles algo: acaba de ser violada por su compañero actor.

Una escena de Un actor malo, de Jorge Cuchí.

La película es un thriller de intensidad máxima donde el público queda atrapado por una trama que provoca todo tipo de dudas. Las actuaciones de Palomo y Dosal resultan esenciales para hacer de esta una de las películas mexicanas más interesantes de este año.

Platicamos con Jorge Cuchí sobre su nueva cinta, su carrera y sobre la polémica que seguramente desatará el estreno de Un actor malo.

¿Por qué decidiste abandonar la publicidad?

La creatividad publicitaria llega a ser muy demandante. Me cansé de dedicar el mucho o poco ingenio que yo pudiera tener en hacer comerciales. Antes la publicidad por televisión era el rey y el proceso para hacer publicidad televisiva era muy parecido al de filmar cortometrajes. Pero luego llegó el internet y todo se limitó a hacer casi que videos caseros, lo cual dejó de ser atractivo para mí.

Yo era socio de una agencia, decidí largarme de ahí y fue ahí cuando dije ¿qué voy a hacer? Intenté hacer un guion que durara más de 60 segundos, curiosamente sí lo logré y así fue como me inicié en el mundo del cine.

¿Qué te llevas del mundo de la publicidad a tu actividad como cineasta?

Cuando te dedicas a la publicidad aprendes a defender tus ideas y eso me ha servido mucho al momento de hacer cine. En la publicidad siempre hay alguien que tiene más poder que tú. En cambio lo que me encanta de hacer cine independiente es que aquí soy amo y señor de lo que hago. Si algo queda mal es mi problema, y si queda bien, también es mi problema.

Otro punto que rescato de la publicidad es que en ese mundo tienes plena conciencia de que quieres hablar con otros. No haces mensajes sólo para dialogar contigo mismo, al contrario, lo que quieres es impactar al público.

¿Cómo llegó la idea para escribir Un actor malo?

En plena posproducción de mi ópera prima me encontré con una entrevista que la actriz María Schneider dio para el Daily Mail. Ahí contó que en la famosa escena de la mantequilla que hizo con Marlon Brando en El último tango en París (1972), se había sentido violada.

Me llamó mucho la atención porque esta declaración fue 40 años después de haber filmado aquella escena. En otra entrevista, el director Bernardo Bertolucci reconoció que lo de la mantequilla no estaba en el guion. Que se puso de acuerdo con Brando para hacer la escena sin decirle a Schneider lo que iba a pasar. Supuestamente para así obtener una reacción de humillación verdadera por parte de la actriz.

Toda esa anécdota me puso a reflexionar sobre el tema. Sobre qué pasaría si hoy día, en tiempos del Me Too, un director hiciera algo similar. De ahí surgió la idea para Un actor malo, pero la diferencia es que en esta historia la actriz sí va a alzar la voz y va a acusar al actor.

Es la crónica de dos versiones encontradas que van creciendo como bola de nieve: ella dice que el actor la ha violado y él que dice que no le hizo nada.

Fiona Palomo y Alfonso Dosal en Un actor malo, de Jorge Cuchí.
Una escena de Un actor malo, de Jorge Cuchí.

Fiona Palomo y Alfonso Dosal están espectaculares, ¿cómo fue el proceso de casting?

Encontrar a los actores era lo principal. Decidí que no se iniciaría ningún otro proceso de preproducción hasta no tener a los protagónicos. A Alfonso Dosal lo conocí por la serie Aquí en la Tierra. Vi clips de la serie y me gustó su naturalidad, su energía, tiene una intensidad muy interesante.

A Fiona la encontré sin querer. Me habían recomendado a otra actriz que aparece en Control Z, me puse a ver la serie pero quien terminó llamándome la atención fue Fiona, a pesar de que su papel es muy pequeño. Ya por ahí del capítulo siete ya no me importaba la actriz que me habían recomendado, yo seguía viendo la serie solo por Fiona. De hecho yo ni siquiera sabía que ella es la hija de Eduardo Palomo.

Le mandé el guion, lo leyó y nos dijo que no podía creer que le estuviéramos ofreciendo ese papel tan intenso y hasta dudó si podría hacerlo, aunque claro al final decidió tomar el riesgo.

Una de las escenas más impactantes en Un actor malo es justamente cierto monólogo del personaje de Fiona, ¿cómo se logró esa escena?

Hubo mucho ensayo previo, para que hiciera introyección, calibrara matices, cambiara la intensidad, etc. Yo sabía que sólo me podría dar una toma porque el desgaste es mucho. Al final hubo dos inicios en falso que corté muy al principio, otra toma la tuve que cortar por un tema técnico, y la cuarta toma fue la buena. Cuando trabajas con una actriz como Fiona sucede que le das direcciones sobre cómo debe ser el personaje, va lo hace, te sorprende y luego le preguntas ¿cómo lograste hacer lo que te pedí? Es una actriz tremenda.

En una entrevista previa decías que la película inevitablemente sería una visión masculina sobre el tema, ¿no tomaste consejo de alguna colega guionista justo para calibrar la visión de la película?

No, no me gusta recoger opiniones sobre mis guiones porque luego el texto se torna muy confuso: lo que le gusta a una persona le disgusta a otra y sólo te complicas.

Yo apuesto siempre a lo que quiero hacer, si les gusta a todos qué bueno, si le gusta a la mitad qué bueno, lo que me interesa es que a mí me guste.

Mi interés era contar la historia de un tipo común, es decir este hombre no es un violador patológico, no es un violador serial, es un tipo que se quiere pasar de listo. Al final no importa que yo sea hombre y que mi visión sea forzosamente masculina porque como escritor puedo ser empático y entender a las mujeres.

Fiona Palomo y Alfonso Dosal en Un actor malo, de Jorge Cuchí.
Una escena de Un actor malo, de Jorge Cuchí.

Hace rato me dijiste que una de las cosas que rescatas de la publicidad es ese compromiso con impactar a la audiencia, tu guion es un thriller acezante que te atrapa de inmediato y no te deja ir…

Como decía David Mamet, las escenas deben armarse de tal modo que el espectador quiera saber qué pasará después. Cuando escribo una escena intento que sea lo más potente posible pero dando pie a que la siguiente sea aún más fuerte. Me gustan los guiones que escalan, que son como una montaña rusa que mientras más alto sube pronostica una gran caída. Me gusta esa estructura.

Un aspecto muy interesante de Un actor malo es que también es una película dentro de otra película. Se nota que en esas secuencias la pasaste increíble.

Me encantó hacer esas secuencias, pero además tenía muy claro que la película dentro de la película también tenía que ser interesante y entretenida. De ahí surgió la idea de este triángulo amoroso aunque al principio yo lo había pensado como dos hermanos que salen con la misma chica, pero en el casting el que más me gustó fue un actor ya grande que no podía ser hermano del personaje de Alfonso Dosal, entonces cambié el guion para que el triángulo amoroso fuera entre el hijo, su padre y la amante de este último. Me encantaba que Dosal le dijera a Fiona “madrastra”. Es una historia muy oscura, que genera morbo y que de repente, cuando el público está muy clavado en ella, viene un quiebre e inicia la otra historia.

Sabes que tu película causará mucha polémica, sobre todo por cierta secuencia donde muestras al movimiento feminista que toma las calles. ¿No crees que tu retrato sobre las feministas es muy rudo?

Recuerdo que cuando salieron por primera vez las feministas radicales a pintar monumentos yo me saqué de onda y luego entendí que marchar no era suficiente porque no les estaban haciendo caso y había mucho agravio y mucha rabia.

La imagen que quise registrar en esas escenas (y que no creo que otra película lo haya hecho antes) es justo el retrato de su rabia y de su frustración. Si algo aportó el ala radical del feminismo es que aceleró muchos de los avances del movimiento. Y lo han hecho asumiendo los costos de la crítica.

Su gran aportación es que agregaron el elemento miedo. Yo sí creo que ese miedo ha logrado que muchos hombres que antes se pasaban de listos en el trabajo o en las fiestas ahora tienen miedo a la reacción de las mujeres. Los días en que los hombres nos salíamos con la nuestra se acabaron, entiendes por las buenas o habrá mujeres que te hagan entender por las malas. Admiro eso.

Las imágenes son rudas pero mi intención era mostrar esa confrontación, es algo que nunca lo habíamos visto antes: un hombre auténticamente aterrorizado por un grupo de mujeres.

Fiona Palomo y Alfonso Dosal en Un actor malo, de Jorge Cuchí.
Una escena de Un actor malo, de Jorge Cuchí.

Te van a decir que el movimiento no es así como lo retratas…

Yo me siento cómodo con la manera en que lo muestro. Es muy novedoso ver que ahora los hombres tienen miedo. El día que los hombres decidan no atacar a las mujeres se acabó el problema.

Porque el abuso sexual es un problema de los hombres, no de las mujeres.

¿Cuál esperas que sea la reacción del público?

Lo que quiero es que la gente saque sus propias conclusiones. Yo escribo guiones que me hagan sentir cosas a mi. Cuando escribo yo soy el espectador. Lo que me gusta es la confrontación de emociones. No tengo que decidir cuál es la correcta. El mundo es un disparate muy extraño, el bien y el mal coexisten, conviven, y a veces hasta se llevan bien. Me gusta el mundo de la ficción porque te permite ver y analizar situaciones que no quisieras que pasen. Nadie quiere que esto pase, justo porque lo han visto en el cine.

autor Crítico de cine con 16 años de experiencia. Confundador de Filmsteria!. Actualmente escribe en Eje Central, El Universal y Cinepremiere. Se volvió fan del vodka martini por culpa del 007.

Contenido original de Cinepremiere.com.mx

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