Fobia a los payasos o coulrofobia: ¿es culpa de Stephen King y Eso?

¿Sabes qué es la coulrofobia? Es el miedo a los payasos, el terror irracional y profundo a esos personajes con la cara pintada de blanco y sonrisa tan permanente como, en ocasiones, forzada. Y es que, aunque pareciera que los payasos nacieron para hacernos reír, en la cultura popular casi siempre han sido símbolos de lo perverso, como Pennywisede Eso (It), la icónica novela de Stephen King.
Pero en la vida real también. Si recuerdan, por allá de 2016 hubo una moda muy extraña en Estados Unidos que pronto se viralizó en el mundo entero: gente disfrazada de payaso salía a la calle dispuesta a asustar a sus vecinos, armados con hachas y coloridos disfraces. Seguramente todos recuerdan que en Ecatepec, dos de ellos, y tras intentar dar miedo, terminaron linchados. Y es que también, ¿a quién se le ocurre salir a asustar a alguien en pleno Estado de México con la cara del Joker?
¿La culpa es del maestro del terror?

Tras desatarse esta grotesca moda, no fueron pocos los que acusaron a Stephen King de haber inventado el concepto del payaso asesino, el clown que da todo menos risa. El autor de Carrie o Cementerio de mascotas, que no tiene culpa más que de hacernos disfrutar haciéndonos sufrir, desmintió cualquier implicación con la moda y aseguró que los payasos dan miedo desde el amanecer de los tiempos. En Twitter escribió que “ya es hora de calmar un poco esa histeria contra los payasos. La mayoría son buenas personas y sólo quieren alegrar a los niños, hacernos reír”.
Otra cosa es que logren su objetivo, porque, como bien dice King, estos seres forman parte del imaginario colectivo del terror mucho antes de que él creara a Pennywise, en 1986, y de que Tim Curry le pusiera cara en la famosa miniserie de los 90. Payasos de miedo los hay desde el Guasón, creado en 1940, hasta los de Shakespeare, quien ya usaba bufones no demasiado graciosos en El rey Lear. La figura del bufón medieval no era de alegría pura: estaban ahí para señalar lo incómodo, lo no agradable. Los payasos fueron utilizados para el entretenimiento de niños hasta el siglo XIX.
De hecho, ya desde entonces no hacía falta acudir a la literatura o al cine para buscar payasos asesinos: el mimo francés Jean-Gaspard Deburau mató a un niño con su bastón en 1836. Posteriormente, el payaso asesino serial se hizo realidad: de 1972 al 78, en Illinois, Estados Unidos, John Wayne Gacy, más conocido como Pogo el Payaso, asesinó a 33 jovencitas, muchas de las cuales enterró en su jardín. Su imagen se quedó en el imaginario colectivo del miedo para siempre.
¿Por qué dan tanto miedo?

La doctora Sandra Vargas, psicoanalista socia de la Asociación Psicoanalítica Mexicana (AMP), asegura que los payasos dan miedo por una razón muy sencilla: son siniestros, y “lo siniestro es, en psicoanálisis, lo desconocido, lo que nos es familiar al mismo tiempo”. El maquillaje o la máscara con la que ocultan sus rostros nos permite reconocerlos como algo humano, claro, pero no sabemos qué se esconde detrás. Tiene sentido. Nos da miedo lo cercano, lo imprevisible… Que al mismo tiempo nos es muy reconocible.
Como dice la frase hecha, “me gusta, pero me asusta”, que da a entender que nos da miedo lo que en otras ocasiones nos hizo reír, disfrutar y pasarla bien. Y es que, como decía Stephen King en su citado tuit, no todos los payasos son malos, ni se parecen en lo más mínimo a su Pennywise asesino.
La mayoría únicamente quiere hacer reír y disfrutar a la gente. Tal es el caso de la famosa y talentosa clown mexicana Gabriela Muñoz, más conocida como Chula the Clown, que siente que los payasos sólo quieren contar “historias épicas donde pueden perder todo, pero también pueden ganarse el mundo entero por medio de su estupidez, su vulnerabilidad o su corazón”.
Tiene toda la razón… hasta que un tipo con la cara maquillada de blanco se nos echa encima con las garras y los dientes afilados.
Una versión de este artículo se publicó por primera vez en Cine PREMIERE #276 de septiembre de 2017.

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