La mirada perdida ante el impacto interno y externo. La entrega absoluta hasta sumergirse dentro de una partitura que es exorcismo y condena. Un apretón de manos bajo la nieve junto a otro alma perdida que supo encontrar, más o menos, el camino menos doloroso para continuar. La desesperación de un escritor que ríe por no llorar (constantemente). La lucha incasable por la justicia desde la honestidad, la tolerancia y el convencimiento.

Hablamos, respectivamente, de Cillian Murphy en ‘Oppenheimer‘, Bradley Cooper en ‘Maestro‘, Paul Giamatti en ‘Los que se quedan‘, Jeffrey Wright en ‘American Fiction‘ y Colman Domingo en ‘Rustin‘, es decir, de los cinco candidatos al Oscar correspondiente a Mejor actor. Una de las categorías más importantes de la noche y, aquí viene lo mejor, también emocionantes.

Y es que, aunque los últimos compases de la carrera de premios parecen haber situado con claridad a Murphy como el grandísimo favorito, no se puede terminar de descartar las opciones de un Giamatti que, durante varios tramos, apuntaba a gran tapado. El resto es cierto que tienen entre poca y ninguna posibilidad de alzarse con el codiciado galardón, pero, oye, al menos les ha ido mejor que a un pobre Leonardo DiCaprio que ha visto como han dado de lado su (monumental) interpretación en ‘Los asesinos de la luna‘. Una pequeña gran injusticia que, en cualquier caso, no empaña el alto nivel de este quinteto finalista.

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