¿Qué es slow cinema? El arte de la lentitud
Usualmente, cuando una persona describe una película como “lenta” no lo hace como un cumplido. La realidad es que el mundo en el que vivimos parece valorar la inmediatez sobre cualquier cosa, gracias a los teléfonos inteligentes, las redes sociales, y todos los tipos de tecnología que hacen que no tengamos que esperar para nada. Sin embargo, hay una corriente cinematográfica conocida como slow cinema que busca reivindicar la belleza y la importancia de la quietud. Te explicamos lo que es el slow cinema o cine contemplativo.
El término de slow cinema surgió gracias al crítico de cine Jonathan Romney en 2010. Lo describió como un tipo de cine que no se preocupa tanto por los eventos que ocurren en pantalla, sino que se concentra en transmitir un estado anímico a las audiencias que lo ven.
La corriente del cine contemplativo suele verse como una respuesta a la a veces inaguantable rapidez del ritmo de la vida moderna, que ha hecho que las personas cada vez tengan menos momentos para si quiera sentarse a respirar.
En un mundo donde reina el frenesí, el slow cinema nos invita a recordar la importancia de darnos un tiempo para descansar, para poner en pausa nuestras ocupadas vidas.
¿Qué caracteriza al slow cinema?
Una película se puede considerar como slow cinema cuando parece que nada está pasando en ella en cuanto a narrativa. La cinematografía de estas obras suele concentrarse en la quietud, en la inmovilidad, y en tomas de larga duración o panorámicas.
El slow cinema también suele caracterizarse por tener poco diálogo, prefiriendo expresar lo que quiere expresar mediante el silencio.
Es muy común que estas películas tienen lo que en francés se conoce como temp morts y que se traduce como tiempo muerto, lo cual se refiere a tomas largas dentro de una película larga en las que realmente no sucede nada.
Varios detractores de este tipo de cine se quejan del tiempo muerto, argumentando que en el mundo en el que vivimos no tenemos tiempo de sobra, y que es insultante que una película nos haga perderlo. Sin embargo, los autores que crean estas obras justamente buscan decir que no hay tal cosa como el tiempo perdido, porque de todo podemos sacar provecho, aunque no sea necesariamente de forma productiva.
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El arte y la importancia de la quietud
La famosa directora belga Chantal Akerman creía que un minuto en pantalla se siente como cinco minutos de la vida real, pero ella no lo veía como estar robando el tiempo de las personas, sino que consideraba que se los estaba devolviendo.
Las audiencias modernas cada vez están más acostumbradas a películas en las que parece que cada segundo está ocupado por una secuencia de acción, y cualquier película que dure más de dos horas ya se considera como demasiado larga.
Por esto, las películas del slow cinema a veces se consideran como aburridas. No obstante, si les otorgas la atención y la paciencia necesarias, es fácil ver por qué son tan importantes y por qué son obras que merecen ser vistas.
Los directores que realizan slow cinema buscan lograr que los espectadores se olviden por completo del tiempo, que dejen que sus películas los cautiven y que les ofrezcan un momento de contemplación que es difícil encontrar fuera de una sala de cine.
Directores imperdibles del slow cinema
El slow cinema es una corriente que no se ha limitado a una sola parte del mundo, sino que los directores que han participado en ella provienen de orígenes muy diferentes.
La realidad es que el slow cinema existe desde que surgió el cine como arte, pero comenzó a popularizarse después de la Segunda Guerra Mundial, ya que fue cuando se comenzó a mostrar la realidad de la vida cotidiana durante la posguerra. Entre los directores que comenzaron a realizar películas más contemplativas se encontraban Michelangelo Antonioni, Roberto Rossellini, y el inigualable Andréi Tarkovsky.
Andréi Tarkovsky
El director ruso es reconocido por sus películas de larga duración que además suelen ser difíciles de ver, sobre todo por su temática espiritual representada mediante escenas llenas de simbolismo que buscan comentar sobre algún aspecto de la vida humana.
Entre sus obras más reconocidas se encuentran Andréi Rubliov (con una duración de 205 minutos) y La zona (con una duración de 162 minutos). La primera es una película biográfica sobre un pintor iconoclasta de la época medieval, mientras que la segunda es más complicada de explicar, ya que se desarrolla en un lugar aparentemente místico donde se cumplen los deseos más íntimos de aquellos que entran en el.
Lav Díaz
El director filipino Lav Díaz es otro que ha sido de suma importancia para este movimiento, con películas como Norte, the End of History (con una duración de 250 minutos) y From What Is Before (con una duración de 338 minutos).
Las películas de Díaz parecen ser una paradoja ya que, aunque son enormes por su longitud y su producción, son sumamente íntimas por los temas que tratan. Además, la mayoría de sus 40 películas buscan mostrar su inconformidad con la situación política de su país y del resto del mundo.
Tsai Ming-liang
Tsai Ming-liang es otro de los nombres importantes dentro de la corriente del slow cinema, incluso cuando la mayoría de sus películas tienen una duración mucho más corta que las de los directores previamente mencionados. El periódico New York Times se refirió a Ming-liang como un “poeta de la anomia urbana”.
El taiwanés ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de cine de Venecia por su película Stray Dogs (con una duración de 138 minutos), en la cual muestra la difícil vida de un hombre alcohólico y sus dos hijos en la ciudad de Taipéi, quienes reciben ayuda de un lugar muy inesperado.
Chantal Akerman
La increíble directora belga Chantal Akerman también realizó varias obras consideradas como slow cinema, y sus obras han tenido una gran influencia sobre la industria del cine en general. Quizá su película más reconocida es Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles (con una duración de 202 minutos), la cual retrata la vida de un ama de casa viuda que intenta mantener una rutina estable en beneficio de su hijo adolescente.
Entre los directores que han declarado haber sido influenciados por el cine de Akerman se encuentran Sofia Coppola, Gus Van Sant, Michael Haneke y Kelly Richardt. Pero no solo eso, sino que sus obras también fueron vitales para que iniciaran conversaciones sobre temas tan importantes como el feminismo, la liberación sexual, e incluso la discriminación por motivos religiosos.
El alcance del slow cinema
Otros directores importantes dentro de este movimiento incluyen al tailandés Apichatpong Weerasethakul (ganador de la Palma de oro en el Festival de Cannes por su película Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives), el húngaro Bela Tarr (cuya película más larga, Satantago, tiene una duración de 432 minutos), y el chino Hu Bo (quien dirigió una sola película antes de quitarse su propia vida, la aclamada y conmovedora Un elefante sentado y quieto, con una duración de 234 minutos).
Sin embargo, otros directores que no necesariamente pertenecen a esta corriente han hecho películas que sí podrían formar parte de él. Por ejemplo, la directora francesa Claire Denis ha aportado al slow cinema con películas como Buen trabajo y High Life. De igual manera, la directora estadounidense Kelly Reichardt es participe del movimiento gracias a sus obras Night Moves y First Cow.
Incluso hay quienes consideran que Roma, la galardonada película de Alfonso Cuarón, forma parte del slow cinema, sobre todo gracias a su poco diálogo, sus secuencias largas, y su énfasis en la belleza de lo cotidiano.
El arte de la lentitud
Aunque todas las películas que pertenecen al slow cinema son muy diferentes entre sí, lo que todas tienen en común es que te invitan a tomarte un descanso de la hiperactividad propiciada por las sociedades en las que vivimos.
Lo que estas obras buscan es darte un espacio para que hagas introspección mientras las observas. También, buscan que reflexiones sobre los temas que tocan, ya sean sociales, políticos, espirituales, o incluso sumamente personales pero al mismo tiempo relevantes.
Definitivamente no es una corriente que apele a todos los gustos, pero si le das la oportunidad de tocar tu vida es muy probable que tenga el poder de cambiarla.
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