Ha sido una drogadicta en Requiem por un sueño, una joven en el mundo extraño de Dentro del laberinto y la mujer de un matemático esquizofrénico en Una mente maravillosa. A lo largo de sus casi 40 años de carrera, Jennifer Connelly ha sido muchas cosas, la mayoría de ellas muy recordadas, pero es posible que tengas la sensación de que en la última década no ha aparecido demasiado en cartelera. Hay varias razones por las que crees eso cuando, en realidad, Connelly nunca ha parado de hacer cosas.
Desde 2020, es Melanie Cavill, protagonista de Snowpiercer: Rompenieves. Esta serie de TNT -que en España podemos ver en Netflix- se basa en la película de mismo nombre de Bong Joon-ho y se ambienta en un mundo distópico donde el mundo se ha convertido en un páramo helado. Los humanos que quedan habitan en un tren en constante movimiento que se compone de 1001 vagones divididos de manera estricta en clases sociales. La ficción cuenta con muy buenas críticas y ya tiene tres temporadas emitidas, además de una cuarta que está en preparción.
Del mismo modo, está a punto de estrenar Top Gun: Maverick, donde interpreta a Penelope Benjamin, el nuevo interés amoroso del piloto interpretado por Tom Cruise. La cinta llega a los cines españoles el 27 de mayo y es otro título más que se suma a su filmografía, la cual está llena de grandes éxitos. Aunque ahora podemos verla en varios proyectos importantes, es una actriz que ha decidido espaciar sus trabajos para pasar tiempo en familia, además de colaborar en proyectos alejados de las cámaras que también la mantienen ocupada. Estas son las principales razones por las que crees que Jennifer Connelly ha parado de hacer películas.
Fracasos en taquilla y doblajes de voz
Una de las razones por las que no has visto tanto a Jennifer Connelly en pantalla es porque algunos de sus últimos trabajos no han tenido la repercusión que se esperaba. Es el caso de Shelter, un drama dirigido por Paul Bettany que no obtuvo grandes valoraciones ni una distribución muy amplia. Algo así sucedió con Héroes en el infierno, de Joseph Kosinski, que tras ver la luz en 2018 tan solo recuperó 26 millones de dólares de los 38 que había costado. Cosechó buenos comentarios, pero no se tradujeron en entradas vendidas.
Del mismo modo, uno de sus producciones más notables en los últimos años ha sido en Spider-Man: Homecoming, una película de Marvel que seguro que te suena. En ella da vida a Karen, la inteligencia artificial que acompaña al traje de Peter Parker. Es decir, aunque su papel es notable en la cinta, no la vimos en pantalla porque solo prestó su voz.
Hiatus y tiempo de descanso entre proyectos
Después de ganar el Oscar por Una mente maravillosa, Connelly empezó a espaciar un poco sus proyectos. Desde comienzos de la década de los 2000, la actriz ha trabajado, a lo sumo, en un par de películas por año -con alguna que otra excepción- y una de las razones principales es que ha decidido pasar tiempo con su familia. De hecho, poco después de ganar la preciada estatuilla reordenó sus prioridades y decidió tomarse un descanso. Desde entonces mantiene esa filosofía de elegir con cautela y poco a poco.
Después del hiatus, dejó pasar mucho tiempo entre producción y producción. Hizo Creation en 2008 y no volvió a un set de rodaje hasta finales de 2009, cuando grabó Virginia. Connelly se encuentra muy a gusto en películas de bajo presupuesto y prioriza sus intereses a la posible popularidad que pueda ganar, algo que también apoya esa sensación de no verla tan a menudo.
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En una entrevista con The Guardian en 2009, la actriz declaró que se había tomado un año sabático junto a su pareja, el también actor Paul Bettany, para poder disfrutar de sus hijos juntos. “Es maravilloso. Mi trabajo realmente encaja conmigo”, señalaba Connelly destacando la suerte que tenía por poder priorizar su familia sobre su trabajo de vez en cuando.
Connelly y Bettany se casaron en 2003. La pareja se conoció en el rodaje de Una mente maravillosa y, aunque en ese momento los dos estaban en otra relación, el ataque terrorista del 11S hizo que se replantearan su vida. Bettany le propuso matrimonio antes incluso de empezar a salir y se mudaron juntos a Nueva York. Juntos tuvieron dos hijos, Stellan (2003) y Agnes (2011), que se sumaron al hijo que Connelly tenía de su relación previa con David Dugan, Kai (1997).
Sus otros trabajos alejados de las cámaras: Amnistía internacional y Save the children
Ser una cara conocida de Hollywood le ha permitido convertirse en embajadora de varias causas en las que cree, lo que también la ha tenido ocupada. En 2005 fue elegida por Amnistía Internacional para la educación en derechos humanos, un puesto en el que tenía que impartir valores en relación con los derechos en la infancia. También ha colaborado con Save the Children en 2012 con funciones similares.
Por otra parte, hay muchas marcas que han contado con ella para ser su imagen oficial. Shiseido, la compañía de cosmética japonesa, quiso que Connelly les representara, puesto que la actriz era conocida en los años 80 por una serie de anuncios que llegaron al mercado nipón. Balenciaga, Louis Vuitton y Revlon también la han fichado para representar a la marca. La actriz tiene muy buena reputación y por eso mismo son tantas las firmas que la quieren como rostro visible.
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