Los villanos de Top Gun Maverick nunca se nombran en la película. Para mantener el misterio de su identidad, aparecen con una indumentaria completamente negra mientras vuelan sus aviones en la escena de combate que funge como el clímax del conjunto. Recientemente, como parte de una entrevista con The New York Times (vía), el director, Joseph Kosinski, habló sobre la forma en la que se manejó la intervención de la nación enemiga en la ficción.

Los villanos de Top Gun Maverick, explicados

«Teníamos esa gran orientación de la primera película — son estos malos sin rostro y sin nombre, lo cual es perfecto porque no queríamos hacer una película sobre política. No se puede relacionar con ningún enemigo del mundo real”, dijo Kosinski.

Asimismo, agregó que la presentación de los pilotos del país rival también se hizo sin apuntar dedos a nadie justamente para que la audiencia experimentara una especie de viaje en la sala. Escapismo puro El realizador quería que se percibiera su filme como algo que sucede en una realidad alterna. Esto fue lo que comentó:

«Los pilotos enmascarados y con espejos [en sus cascos] también contribuyen a esa sensación de estar un poco en una realidad alternativa. Fue un ejercicio divertido como director, crear un enemigo no rastreable».

Cuando se estrenó la primera cinta de Top Gun en 1986, muchas personas la vieron como una película de propaganda hecha para reclutar ciudadanos estadounidenses en el ejército. Sin embargo, esta segunda parte diluyó bastante cualquier trama que pudiera ser motivo de algún malentendido político. Lo anterior también ayudó a que se pudiera exhibir en otras partes del mundo.

En otras noticias sobre Top Gun: Maverick, hace poco Paramount, la productora y distribuidora, se pronunció en contra de la demanda que se hizo para cesar sus proyecciones. Aquí pueden enterarse de más.

José Roberto Landaverde Cinéfilo y melómano. Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el séptimo arte. Soy fan de Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los “Philly Steps” y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados. Constantemente, como Scott Pilgrim, me pregunto: “¿El pan engorda?”