Saw X: Una experiencia visceral de casting y rodaje para el talento mexicano
Jigsaw está de vuelta, ahora mediante la película número diez de la popular franquicia de terror creada por James Wan y Leigh Whannell, donde el susodicho personaje de moral cuestionable es por primera vez el protagonista. Por otro lado, la entrega 10 de Saw: El juego del miedo asimismo posee la particularidad de haberse filmado principalmente en la Ciudad de México, ya que ahí se ambienta gran parte de la historia, a raíz del viaje que hace John Kramer —encarnado nuevamente por Tobin Bell— en busca de una cura para su cáncer terminal. Sin embargo, tras descubrir que cayó en las garras de un grupo de estafadores, la víctima devendrá victimario, y a través de unas cuantas trampas mortíferas, no habrá piedad para quienes osaron embaucarlo.
Cuatro de aquellos maleantes son interpretados por las actrices y actores mexicanos: Renata Vaca (Háblame de ti), Octavio Hinojosa (Mala fortuna), Paulette Hernández (Corona de lágrimas) y Joshua Okamoto (Muerte al verano), quienes hicieron de Saw X el título más pesado de sus respectivos currículums, además de que vivieron una experiencia llena de gritos de júbilo, pero también de horror… Mucho horror.
Un casting poco convencional
La justicia es ciega, incluso la más retorcida. Para todos los malhechores destinados a jugar los juegos macabros de John Kramer, no existe un perfil definido, como tampoco lo hubo para el casting de Saw X.
En entrevista exclusiva con Cine PREMIERE, Octavio Hinojosa cuenta que las audiciones para los personajes mexicanos de esta décima entrega fueron muy abiertas, en el sentido de que se convocó a histriones de todo el país sin poner énfasis en ningún rasgo físico en particular. A su parecer, lo prioritario para esta película era hallar actrices y actores que pudieran sostener “un estado de terror, agonía y pánico durante todo el día”.
El proceso de selección del talento actoral en México comenzó con una fase más visceral, en la que el director de casting Juan Pablo Rincón (Sonido de libertad) solicitaba a los aspirantes no dialogar, sino estallar emocionalmente.
“Fue una audición complicada porque te pedían un minuto de gritar, un minuto de llorar y un minuto de lo que ellos llaman freak out, que es como desesperación, un estado límite bastante interesante”, nos comenta Joshua Okamoto, quien más adelante quedaría maravillado con el departamento de maquillaje de este proyecto. “Ponerte el prostético, entender el mecanismo de la sangre… Son muchas las cosas que a nivel técnico hacen que suceda la magia”.
Siendo una franquicia donde las mutilaciones corporales se representan de manera excepcionalmente gráfica, los prostéticos en Saw X eran vitales y, a través de ellos, el elenco empezó a familiarizarse con sus respectivas trampas muy temprano en la producción. Prácticamente atestiguaron su confección y siempre estuvieron ahí para las pruebas correspondientes.
“Fue cansado emocionalmente pero a la vez muy divertido”, manifiesta Paulette Hernández. “Ver algo desde cero y ver que sí funciona es muy, muy divertido”.
Un rodaje angustiante
Actuar en películas gore no necesariamente te vuelve un fan del género. Por ejemplo, Paulette admite que le es sumamente difícil ver cintas de ficción con chorros de sangre y cuerpos destazados. Si conoce todas las películas existentes de Saw, es porque las ingeniosas trampas de la franquicia le generan enorme fascinación. Por su parte, Joshua evita consumir cine de terror en general, pero a raíz de su audición para Saw X: El juego del miedo, optó por ver algunos de los títulos previos, los cuales le causaron náuseas y malestar estomacal. Su experiencia como actor, no obstante, resultó muy diferente a su experiencia como espectador. “Una vez que estás en el set y te das cuenta de todo lo que hay detrás, esa sensación disminuyó y fue algo bastante gratificante”, nos dice.
Claro que no hay recompensa sin trabajo arduo. Para Paulette, una de las mayores exigencias del rodaje fue mantener una expresión continua de desesperación y sufrimiento doce horas al día, cuatro días seguidos, en parte debido a que el director Kevin Greutert gustaba de mover la cámara en direcciones aleatorias y sin previo aviso. Por ende, siempre había la posibilidad de que la lente apuntara hacia cualquiera de los actores en escena, y en consecuencia, cada toma les exigía quedarse en personaje, inclusive en aquéllas donde no estaba estipulado que fueran a aparecer a cuadro.
Octavio llegó al grado de no quitarse las cadenas de utilería ni durante los recesos de filmación, pues prefería no apartarse ni mínimamente del intenso estado anímico que su papel le demandaba.
“Kevin es una persona super amable, un director que te abraza y es consentidor. No es un director de esos duros”, recalca el histrión. “Pero aun así, la historia se presta para que estés en ese lugar [de terror y angustia] todo el tiempo”.
Una coestrella amigable
A ojos de sus coestrellas mexicanas, el veterano actor Tobin Bell quizás resulte serio e intimidante en un primer momento, pero en el fondo, es alguien muy generoso y que sabe trabajar en equipo, con mucha disciplina, intuición y humildad. “Entiende que el oficio del actor no va nada más sobre uno mismo sino sobre conectar con los demás actores”, nos dice Octavio. “Siempre llegaba de buen humor al set y con todas sus líneas perfectamente aprendidas”. Afirma además que el intérprete de John Kramer tenía gran curiosidad por la Ciudad de México, y durante su estancia, visitó parques y asistió a obras de teatro.
En entrevista exclusiva con Cine PREMIERE, Tobin Bell habló de que su cariño hacia México viene desde la infancia, pues creció viendo películas de Anthony Quinn y Katy Jurado, aclamados talentos nacionales que brillaron en Hollywood a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Años atrás, Bell participó en la película mexicana de terror Belzebuth (2017), del director Emilio Portes, en el papel de un exorcista excomulgado. “Fue una experiencia maravillosa”, nos cuenta. “Me ha impresionado mucho la dedicación y el duro trabajo de los artistas y maquillistas mexicanos”. Entonces, cuando se decidió llevar Saw X: El juego del miedo a la Ciudad de México, el octogenario histrión ya presumía absoluta certeza de que el elenco y el equipo de producción harían un trabajo impecable.
“Hemos sido bendecidos en ese sentido”, concluye.
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