Paw Patrol: La súper película – Crítica

La animación no es un género infantil, ni ningún otro en general. Particularmente en años recientes, gente de prestigio como Guillermo del Toro ha hecho hincapié en que la industria y los espectadores deberían abandonar por completo la idea (errónea) de que las películas animadas son prioritariamente para un joven sector del público. Más que nada, la postura del tapatío y de muchos otros sostiene que el formato puede abrigar una variedad de historias, desde las más juguetonas e inocentes, hasta las más sombrías y de temática adulta. Pero en esta lucha por desestigmatizar, asimismo parece oportuno subrayar que incluso aquellos títulos de animación pensados para niñas y niños, como Paw Patrol: La súper película, tienen el potencial de ser disfrutados por personas con edad para votar.

Supercanes, únanse
En esta secuela de Paw Patrol: La película (2021), nos reencontramos con la patrulla canina de Bahía Aventura en su continua tarea de mantener la ciudad y a sus habitantes a salvo. Ahora, el perro policía Chase y demás agentes peludos liderados por Ryder —un inventivo niño de 10 años que no le pide nada a Tony Stark— terminan envueltos en un evento catastrófico que les brinda superpoderes, curiosamente relacionados a sus distintas labores de búsqueda y rescate.
Por otro lado, ¿cómo hablar de superhéroes sin supervillanos? En esta ocasión, no hay uno sino dos malévolos rivales a vencer, empezando por Victoria Vance, una científica con mucho estilo y que insiste en no estar loca —aunque sus acciones dicten lo contrario— cuyo objetivo es robarle a los Paw Patrol sus extraordinarias habilidades. Para ello, contará con la ayuda de un aliado inesperado: ni más ni menos que Humdinger, el bigotudo archienemigo de la patrulla canina, que con sus mininos secuaces y sombrero de copa buscará vengarse de aquéllos que lo pusieron en la cárcel en primer lugar.
Al margen del inevitable enfrentamiento, lo rico de la historia yace en los conflictos individuales de las heroicas cachorras Skye y Liberty, quienes por distintas razones empiezan a sentirse marginadas del escuadrón y emprenden su respectivo viaje hacia la autoaceptación. Aquí el problema es que son subtramas que no congenian del todo; se sienten pertenecientes a cintas diferentes y al final una termina imponiéndose a la otra. La de Liberty, sirve en esencia para presentarnos con mucho humor y ternura a los nuevos reclutas de Paw Patrol. Pero en el caso de Skye, ella es el verdadero corazón de la película, a su manera, tanto como lo fue Rocket en Guardianes de la Galaxia Vol. 3 (2023).

Juguetes al rescate
Este año, el cine hecho para vender juguetes (o videojuegos) ha sido un tema en boga gracias a Barbie y Super Mario Bros. La película, que no por nada se mantienen como las cintas más taquilleras de 2023. Y aunque muy probablemente no vaya a obtener recaudaciones similares, Paw Patrol: La súper película es también la hija orgullosa de una compañía que, al igual que Mattel o Nintendo, empezó como negocio de productos lúdicos y fue creciendo al grado de eventualmente abrir su propia área de producción fílmica y televisiva. En su caso, se trata de la empresa canadiense Spin Master, que creó en 2013 el primigenio show animado Paw Patrol a partir del prototipo de un juguete transformable.
Dicho lo anterior, pareciera que por sus orígenes, la nueva película de la patrulla canina efectivamente pertenece al rubro de “comerciales de más de una hora de duración” o “marketing disfrazado de cine”, como quizás algunos opten por definirlo. Sin embargo, incluso suponiendo que tales etiquetas en verdad basten para catalogarla, lo mínimo que debemos pedirle a Paw Patrol: La súper película —como a cualquier otro título de franquicia en el mundo del entretenimiento— es que esté bien elaborada y obviamente que sea entretenida. Y cumple con creces, gracias a espectaculares secuencias de acción y una reluciente animación 3D.
No obstante, el deseo de Spin Master de introducir nuevos vehículos para los Paw Patrol —que en el mundo real se traduce como mercancía atractiva y novedosa— provoca que por momentos en la película, el asunto de los superpoderes se vea opacado por los asombrosos y mejorados medios de transporte de la agrupación perruna. Pero de cualquier modo, hay un par de escenas donde la cualidad “súper” es sin duda la cereza en el pastel.

Para niños y no tan niños
¿Por qué un adulto disfrutaría Paw Patrol: La súper película? Aunque suene trillado, mucho tiene que ver con abrazar nuestro niño interior. Poder respirar y dejarnos absorber por narrativas donde, por más grande que sea el problema, nunca las consecuencias serán tan dramáticas. Recordar el tipo de historias que a muy temprana edad nos condujeron al juego y a inventar nuestras propias aventuras.
Cuando en la entrega del Óscar 2022 se dijo que las películas animadas son algo que gusta a los niños pero que los adultos deben soportar, se pusieron de manifiesto dos prejuicios que urgía corregir. Primero, el de que la animación es un género infantil, y segundo, el de que las producciones animadas pensadas para niños son forzosamente del desagrado de cualquiera con más de 18 años.
Previo a cada función de Paw Patrol: La súper película, se proyecta un encantador cortometraje animado de Dora, la exploradora, donde la pequeña aventurera invita específicamente a los adultos presentes en la sala a gritar la icónica frase: “¡Zorro, no te lo lleves!”, lo que refleja el meollo de todo esto… Aceptar que niños y no tan niños pueden sumarse a la misma fiesta y divertirse por igual.

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