Un blockbuster de gran empaque visual, con un universo rico por explorar, cargado de emoción, de grandes momentos de acción y con mucho potencial para desarrollar futuras entregas. Alita: Ángel de combate es todas esas cosas, aunque Fox, ahora propiedad de Disney, no ha dado todavía luz verde a una solicitada secuela por parte de los fans. Su desempeño comercial en taquilla fue modesto, pero con el tiempo ha ido ganando seguimiento para, inesperadamente, volverse una joya de culto que podemos disfrutar en Disney+.
No debería sorprender su impresionante acabado visual y el culto que ha ido ganando, viendo los cineastas involucrados en el proyecto, que adapta un célebre manga de Yukito Kishiro. Para empezar, tenemos a James Cameron y Jon Landau, productores de la saga de Avatar y también del fenómeno Titanic. Cameron firma además el guion, pero no se encargó de la dirección al estar todavía en el intenso proceso de preparar Avatar: El sentido del agua y sus continuaciones.
Le encargó la tarea de dirigir a Robert Rodriguez, el singular cineasta mexicano que ha destacado por salvajes y violentos despliegues en cine de bajo presupuesto –Desperado, Machete– y por hacer grandes entretenimientos familiares –Spy Kids, Las aventuras de Sharkboy y Lavagirl en 3-D-. Aquí consigue una interesante mezcla de ambos, haciendo una película de acción accesible y emotiva al mismo tiempo que algo desatada en la acción.
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La película nos lleva a una distopía futurista, 300 años después de un evento catastrófico en la Tierrra conocido como “La Caída”. La mayoría de ciudadanos se valen de “mejoras” tecnológicas para volverse intimidantes cyborgs, cuando no máquinas de matar, y la civilización se encuentra dividida entre los que residen en Iron City, donde predomina la pobreza y el caos, y Zalem, una región rica y próspera que se vende como el paraíso inalcanzable.
Pero existe una manera de ascender a la ciudad rica. Volverse un gladiador campeón de un deporte llamado Motorball, que combina carreras, deporte de pelota y luchas violentas. Un deporte en el que destaca Alita (Rosa Salazar), una cyborg rescatada por un compasivo cirujano (Christoph Waltz) que ve en ella un potencial enorme. También la posibilidad de volverse una máquina de matar, por lo que intenta mantenerla al margen del peligroso mundo de criminales y cazarrecompensas que puebla Iron City.
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Rodriguez aprovecha los prácticamente ilimitados recursos que Cameron pone a su disposición para dar forma al impresionante mundo futurista, a los seres humanos “mejorados” tecnológicamente y para crear el icónico aspecto del personaje de Alita, incluyendo unos ojos de gran tamaño. Pero la película no termina en su increíble trabajo en efectos especiales, sino que va forjando un núcleo emocional potente en la historia, dando forma al personaje principal para volverla interesante más allá de ser una formidable máquina de combate.
También elabora un interesante trasfondo al personaje con un pasado que ha olvidado tras formar parte de “La Caída”. Ese misterioso pasado, así como los intrincados funcionamientos de las ciudades ricas y pobres del futuro, son elementos que añaden riqueza y potencial al mundo de Alita: Ángel de combate. Un potencial que desearíamos poder ver desarrollado en futuras entregas, pero sólo va a ser posible si la película original sigue sumando adeptos. Así que no desaprovechéis la oportunidad de descubrir esta formidable joya de ciencia ficción.
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