Teaches of Peaches, un documental que recuerda los días de furia
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Por ahí de finales de la década de los noventa (¡hace casi 25 años!), una cantante de origen canadiense que se hacía llamar Peaches tomó por asalto la radio en el continente americano. Se trataba de canciones con base electrónica de sintetizador cuyas letras eran lo interesante: tenemos a esta mujer rabiosamente sexual, desinhibida, que gritaba a los cuatro vientos lo que en ese momento nadie se atrevía: ¡Hey! El sexo es divertido, ¡Hey!, los estándares de belleza son una porquería, ¡Hey!, hombres: ¡eat more pussy! Hoy, la historia de ella llega en el documental Teaches of Peaches, presentado en el marco del Festival Internacional de Cine de Monterrey.
Su nombre real es Merrill Beth Nisker. Antes de subirse al escenario en calzones y con un dildo entre las piernas (simulando tener un pene), Merrill era niñera en una guardería. Un día se le ocurrió tocar la guitarra a los niños y notó que respondían mejor y ponían más atención. Merrill descubrió el poder de la música.
Tiempo después y luego de un cáncer felizmente superado, la joven Merrill decidió que tenía que dedicarse a la música, con la consigna de ser siempre creativa sin rendirle cuentas a nadie. Luego de varios intentos y un viaje a Alemania, Merrill finalmente encontró su personalidad y su nombre, Peaches, inspirado en una canción de Nina Simone.
En el documental Teaches of Peaches (Alemania, 2024), es la misma cantante la que cuenta a cuadro su propia historia. El pretexto es su regreso a los escenarios en una gira que busca celebrar su disco más exitoso e influyente: el homónimo Teaches of Peaches del año 2000.
Por supuesto, no es lo mismo los tres mosqueteros que 25 años después. Merrill ya tiene más de cincuenta años, pero la actitud sigue intacta. Al inicio del show ella sale con una andadera, cual viejita que ya no puede caminar, pero pronto se revela de nuevo aquella Peaches a la que la palabra “extravagante” le queda corta. Con los pechos de fuera, un short que más bien parece calzón, y la misma actitud feroz, sexual e inteligente que en los años noventa, Peaches nos recuerda no solo por qué nos gustaba, sino también lo adelantada que estaba en su época.
En un juego de edición bastante efectivo, los directores Philipp Fussenegger y Judy Landkammer (con un guion de Cordula Kablitz y PostSchyda Vasseghi y montaje de Judy Landkammer) mezclan los conciertos actuales con los de hace 25 años. De ese modo queda claro que la única diferencia es la edad de la cantante, por que la fuerza de las letras, la potencia sexual y la inteligencia siguen presentes en su música.
Con clásicos como «Lovertits», «Set It Off», y la muy popular «Fuck The Pain Away», Peaches influyó en muchas mujeres que se dedicaron a la música. Su forma de “cantar” -que más bien es recitar sobre la base musical- recuerda poderosamente a lo que hoy hace Billie Eilish. Por su parte Shirley Manson no duda en reconocer la influencia de Peaches en la música que compuso para Garbage. “Sú música es caliente, feroz, inteligente y peligrosa”, comenta a cuadro la mítica cantante escocesa.
Aunque no se atreve a calificar su música como “feminista”, Peaches reconoce que lo que buscaba era cantar siempre desde una perspectiva absolutamente femenina, burlándose de los estándares de belleza, abrazando la diversidad sexual y la fluidez de género, reconociendo al sexo como algo divertido y a la excitación no como exclusiva de los hombres: a las mujeres también les pone hot pensar en sexo, y piensas en ello más de lo que los hombres creen.
Al final, Teaches of Peaches es un documental convencional sobre alguien nada convencional, pero cumple con el cometido de celebrar una época y la actitud revolucionaria de una cantante cuya influencia resulta imborrable hoy día.
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