Cannes: 10 ganadores más controvertidos de la Palma de Oro
A lo largo de casi ocho décadas, el Festival de Cine de Cannes se ha constituido como la plataforma del arte cinematográfico global por excelencia, pero esta reputación no viene exenta de polémica. Cada mes de mayo, representantes de todos los ámbitos de la industria se reúnen en la Reviera Francesa para una quincena marcada por las ovaciones de pie y los interminables abucheos que se han convertido en una tradición para juzgar si una película se considera digna o no de los altos estándares del festival en la búsqueda de la Palma de Oro.
Las futuras promesas del Séptimo Arte, las obras más anticipadas de directores consagrados y las películas de los autores más singulares del mundo forman parte del catálogo exclusivo que Cannes puede ofrecer anualmente. Pero las conversaciones preponderantes a lo largo del Festival pueden evaporarse en un instante o alcanzar su punto de ebullición cuando finalice la ceremonia de entrega de premios en la noche de clausura.
A continuación, echaremos un vistazo a los 10 ganadores más controvertidos de la Palma de Oro en la historia del festival. Es decir, a aquellas películas que más pasiones y emociones encontradas generaron entre el público, la crítica especializada y miembros de una industria que se asumen como vanguardistas, pero que tiene sus límites. O bien, poderes políticos y económicos que vieron una afrenta a sus intereses en estas producciones.
Nota: El orden de la siguiente lista corresponde a la fecha de estreno de las películas.
La Dolce Vita (Dir. Federico Fellini, 1960)
Aclamada universalmente y considerada como una de las mejores películas jamás realizadas, la alucinante película de Federico Fellini jugó con el concepto idealizado de la Italia moderna mostrándonos su lado más lujoso y frívolo. En esta cinta seguimos a un soberbio Marcello Mastroianni que da vida a Marcelo Rubini, un columnista de crónicas sociales o chismes, como prefieran nombrarlo, a lo largo de sus noches y amaneceres en la Via Veneto de Roma. Un hombre demasiado bueno para su trabajo, pero demasiado perezoso para progresar en la escritura de su novela.
Se trata de una crítica a la aristocracia, así como un retrato de la vanidad, del vacío existencial, de los excesos y los delirios del circo que representa el mundo del espectáculo. Hay alcohol, prostitución, incitaciones a orgías, entre muchas otras bondades que resultaron impactantes de ver en pantalla en aquella época. Como dato adicional el colega de Rubini, un fotógrafo llamado Papparazzo, fue quien dio origen al nombre del fotógrafo que conocemos por inmiscuirse en las intimidades de las celebridades.
Viridiana (Dir. Luis Buñuel, 1961)
Decir que Viridiana es una de las obras más importantes en la ilustre filmografía de Luis Buñuel no le hace justicia a este feroz relato tan absurdo como humano, al cual no le tembló la mano para satirizar el sistema de creencias católico y sus valores. La dictadura del general Francisco Franco incluso intentó retirar a la película de la competencia por la Palma de Oro, fracasando en su intento, aunque eso no evitó que fuese prohibida su exhibición en diversas naciones del mundo.
Escenas icónicas como la parodia al cuadro de la Última Cena en una fotografía con mendigos o la insinuación sexual de un trío en los momentos finales entre Viridiana (Silvia Pinal), Jorge (Francisco Rabal) y Ramona (Margarita Lozano) le hicieron acreedora a un artículo hostil en el periódico oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, en el cual calificaba a la película “blasfema”. Buñuel, un ateo acérrimo, se limitó a bromear: “No me propuse deliberadamente ser blasfemo, pero el Papa Juan XXIII es mejor juez en estas cosas que yo”.
Taxi Driver (Dir. Martin Scorsese, 1976)
Parecería inconcebible imaginar que cuando esta cinta de culto y una de la obras maestra del realizador de Toro Salvaje (1980), Goodfellas (1990) y Los Infiltrados (2006) se estrenó en Cannes fuese recibida con un fuerte abucheo, pero así sucedió. Al iniciar los créditos había una sala dividida entre quienes aplaudían a rabiar y quienes reprochaban horrorizados ante el incómodo clásico de 1976 desarrollado en un contexto de desesperación, temor y una violencia latente, cortesía del visceral guion de Paul Schrader.
Un joven Robert De Niro interpretó a Travis Bickle, un veterano de Vietnam traumatizado que ha perdido la capacidad conciliar el sueño y parece condenado a vagar durante las noches en una ciudad de Nueva York repleta de almas corrompidas, que despiertan su espíritu vengativo y su búsqueda de redención. Quizá, el revuelo se debió a que un año antes fue descubierta una bomba en el Palais des Festivals, un acto terrorista fallido de un grupo autodenominado The People’s Struggle Against the Perversion of Humanity.
Bajo el sol de Satán (Dir. Maurice Pialat, 1987)
Contra todo pronóstico, el drama religioso de Maurice Pialat con Gérard Depardieu interpretando a un cura de un pueblo rural que sufre tentaciones del mismo Satán encarnadas en la persona de Sandrine Bonnaire, una joven lugareña que ha asesinado a su amante, tiene el deshonroso honor de ser uno de los ganadores más abucheados en toda la historia del festival.
Con el tiempo se ha ganado el calificativo de clásico del cine francés, pero en aquel momento la impresión general era que el jurado de la competencia por la Palma de Oro había cedido a las presiones que indicaban que, en el 40º aniversario de Cannes, Francia no podía irse con las manos vacías. Entre pifias, críticas, abucheos y maldiciones el cineasta dijo al recoger el premio: “No voy a ser falso a mi reputación. Estoy especialmente feliz esta noche por todos los abucheos e insultos en mi dirección. Y si no te gusto, puedo decir que tú tampoco me gustas”.
Sexo, mentiras y video (Dir. Steven Soderbergh, 1989)
El activista y cineasta Spike Lee no solo esta acostumbrado a los desaires de la Academia. Do The Right Thing ni siquiera lograría colarse a la categoría del Óscar a Mejor película que fue otorgado a El chófer y la Señora Daisy, pero en Cannes, el realizador radicado en Nueva York afirmó que golpearía con bate de béisbol al presidente del Jurado, el director alemán Wim Wenders, tras haber declaró que no le otorgó la Palma de Oro a su comedia dramática, ya que consideró que su protagonista Mookie no era “heroico”.
En su lugar, el premio fue a las manos de un joven de 27 años llamado Steven Soderbergh y su ópera prima Sex, Lies, and Videotape, protagonizada por James Spader y Andie MacDowell. El propio Soderbergh estaba preocupado por la reacción de Lee, pues él también pensaba que la cinta de su compatriota debería haber ganado. Una decisión compleja pues nadie podría argumentar en contra del impacto y la innegable importancia cultural de amabas películas.
Corazón salvaje (Dir. David Lynch, 1990)
David Lynch tampoco se escapó de los abucheos en Cannes. Apenas un mes después de estrenar el episodio piloto de su innovadora serie de culto Twin Peaks, el director de El hombre elefante (1980) y Blue Velet (1986) presentó un escabrosa comedia negra con tintes de film noir sobre la huida de una pareja que se termina topándose con toda clase de acontecimientos turbios y sórdidos recuerdos en el camino. El anuncio de la ceremonia fue ahogado por abucheos y una de las voces más fuertes provenía de la leyenda de la crítica cinematográfica, Roger Ebert, quien calificó a la película como una telenovela autosatírica con varias escenas ofensivas de violencia que trataban de ser excusadas con humor juvenil.
El cineasta norteamericano tendría que enfrentar los abucheos nuevamente en 1992 con Twin Peaks: Fire Walk with Me y, finalmente, recibió aplausos en Francia con la aclamada Mulholland Drive, gracias a la cual ganó el premio a Mejor director en 2001.
Tiempos violentos (Dir. Quentin Tarantino, 1994)
El realizador de culto nacido en Knoxville, Tennessee, siempre ha tenido sus detractores. Sin embargo, contrario a lo que se puedan imaginar, la proyección de medianoche de Pulp Fiction causó sensación: sus ingeniosos diálogos, su estructura no lineal, sus constantes referencias a la cultura pop y su irresistible soundtrack, que la convirtieron en objeto de admiración entre cinéfilos e inspiración para futuras generaciones de cineastas, también cautivaron a los espectadores en la Reviera Francesa.
El problema llegó cuando el buen Quentin comenzó a expresarse sobre la posibilidad de recibir el premio más importante del festival, lo cual trajo consigo una fuerte reacción crítica. El abucheo llegó durante la ceremonia de premiación cuando el director recogió la Palma de Oro entre rechiflas y decidió enseñarle el dedo medio a todos los que no estuvieran de acuerdo. Muchos acusaron a Clint Eastwood, presidente del Jurado de ese año, de ejercer su favoritismo sobre la cinta norteamericana por encima del cierre de la trilogía Tres Colores: Rojo, del cineasta polaco Krzysztof Kieślowski.
Fahrenheit 9/11 (Dir. Michael Moore, 2004)
¿Es inusual que un documental se adjudique el galardón más importante en la categoría principal de cualquier festival del mundo? Sí. Pero el jurado encabezado por Quentin Tarantino tomó la determinación de adjudicar la Palma de Oro a la crítica inmisericorde del presidente George W. Bush y su creciente impopularidad a causa de la “Guerra contra el terror”, construyendo un caso sobre los intereses de las petroleras norteamericanas como la verdadera razón de Estados Unidos para invadir Afganistán e Iraq.
A pesar de que la cinta de Michael Moore recibió una ovación de entre 15 y 20 minutos durante su estreno, su victoria generó repudió entre quienes consideraron que se otorgó el prestigioso premio con el objetivo de realizar una provocativa declaración política y no de reconocer los méritos artísticos de una producción. “¿Qué has hecho?”, declaró el propio Moore desde el podio de vencedores. Hasta este día, Quentin defiende a capa y espada su controversial decisión.
La vida de Adèle (Dir. Abdellatif Kechiche, 2013)
Si bien, hubo voces entre la prensa especializada y miembros de la comunidad LGBT que acusaron a la cinta de registrar las fantasías machistas del director Abdellatif Kechiche, en alusión a las largas y gráficas escenas de sexo del tormentoso drama lésbico (incluso Julie Maroh, autora de la novela gráfica en la que se basa la película, calificó las secuencias como “porno”), todo marchó relativamente en orden durante la ceremonia de premiación que tuvo lugar el mismo día que una marcha anti-gay realizada en París, con abrazos y sonrisas entre el director y las protagonistas Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos.
Todo se desmoronó en los meses subsecuentes cuando se dieron a conocer más detalles, algunos de los cuales comenzaron a salir a luz durante el festival, sobre las deplorables condiciones de trabajo a las que fue sometido el crew y el constante maltrato por parte del cineasta franco-tunecino a sus dos protagonistas. Este 2019, Kechiche presentó en Cannes, Mektoub My Love: Intermezzo, secuela del filme Mektoub, My Love: Canto Uno de 2017, con las cuales el cineasta ha ratificado su estatus ante un sector importante de la crítica especializada como un misógino con sus extensas escenas sexuales gratuitas que rayan en lo pornográfico y ángulos de cámara que cosifican el cuerpo femenino.
El triángulo de la tristeza (Dir. Ruben Östlund, 2022)
Ruben Östlund se ha convertido en una presencia regular en Cannes, lo cual ya le significó triunfos como el Premio del Jurado en la sección Una cierta mirada con Fuerza mayor (2014) y su primera Palma de Oro con The Square (2017). El cineasta noruego repitió la proeza para llevarse el premio mayor con la comedia negra El triángulo de la tristeza, donde las cosas dan un giro inesperado para un grupo de personas ricas abordo de un crucero de lujo cuando una tormenta brutal azota la embarcación.
Aunque se llevó una ovación de ocho minutos en su premiere, no todos los asistentes se quedaron hasta el final para aplaudir al elenco. Esto se debe a que la cinta incluye secuencias estridentes y extendidas no aptas para estómagos débiles, donde los protagonistas vomitan y defecan con detalles gráficos. Un filme que no se abstienen en llegar hasta límites repugnantes hasta transformarse en una frustrante comida de tres tiempos que poco a poco desencanta el paladar. El director ya advirtió incluso que con su próxima película: “Va a provocar la mayor huelga en la historia del Festival de Cine de Cannes”.
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