Home Is Somewhere Else, historias reales de migrantes vistas por el lente animado

Hay algo en el cine documental que no se encuentra en la ficción, y que más que acercarnos a la realidad de las historias, tiene que ver con la forma en la que se emplea la narrativa para darnos contexto sobre ciertos temas que probablemente no dominamos. Quizá algunos de ellos tienen más capas de las que conocemos, las cuales se pueden ir pelando para esclarecer aquello que, para nosotros, está en la oscuridad. Esto sucede con la película Home Is Somewhere Else, que de manera ingeniosa acerca al público a un fenómeno social que ha sido discutido muchas veces, pero que necesitaba ser abordado de manera más reflexiva: la migración y, como una de sus consecuencias, la separación de un sinfín de familias que transitan el mundo para encontrar su identidad.
Lo que hace especial a este documental es que no está contado desde una perspectiva amarillista que busque dramatizar las vidas de las personas que fueron seleccionadas para protagonizarlo. Para lograrlo, los directores Carlos Hagerman y Jorge Villalobos se decidieron por el lenguaje de la animación y, lo más importante, un retrato que no busca ser triste. En lugar de eso, se inclinaron hacia el ejercicio confrontativo para generar empatía hacia las personas que, por diversas cuestiones, no son de ningún lugar.

Between dos mundos
Mi casa está en otra parte toma tres historias que, en la superficie, podrían parecer muy diferentes, pero que son atravesadas por el mismo hilo conductor. Primero, conocemos a Jasmine, quien con 11 años se ha convertido en una gran activista por los derechos de las familias migrantes. Ella lucha para que millones de infancias puedan seguir beneficiándose del programa DACA (Acción Diferida para Llegadas Infantiles), con el que, al nacer en Estados Unidos y tener padres que migraron, aún pueden tener varios beneficios de ciudadanía.
Después están Evelyn y Elizabeth, dos hermanas que viven separadas por políticas migratorias y que, a pesar de vivir en distintos países, se mantienen unidas y comparten sueños de estudiar medicina y abrir un negocio propio.
Por último, está José Eduardo Aguilar “El Deportee”, activista, poeta slam y aspirante a cineasta que, con sus letras, busca que infancias y juventudes en EE. UU. y México, puedan ejercer plenamente sus derechos como habitantes de los países que los han acogido o los vieron nacer. Ahora, él da talleres de oratoria.
Según nos comentan los realizadores, su relación con los protagonistas fue posible gracias a la confianza mutua y su compromiso con la misión del largometraje:
“Tuvimos la suerte de encontrar a estas tres familias y creo que para nosotros lo que ha sido muy valioso es haber podido lograr como una relación de confianza mutua”, dice Jorge Villalobos. “Al final de cuentas, pues este tipo de películas, si no hay una confianza mutua con la gente con la que estás platicando, pues no hay conversación. No se va a dar y no vas a conseguir, toda la emotividad que creo que tiene esta película, entonces creo que fueron varios años de estar platicando con la familia de Jasmine que fue la primera que conocimos y que fue como la semilla del proyecto, pero también con Evelin y Elizabeth, que Carlos ya conocía porque son protagonistas de una película previa: Los que se quedan. O José Eduardo, a quien conocimos ya más hacia el final del proceso. Con las tres familias pudimos establecer una relación. No sólo de decir: ‘Voy a llegar, voy a entrevistar, voy a grabar’”.

Villalobos añadió que un aspecto clave para lograr el pleno funcionamiento del documental Home Is Somewhere Else fue la constante comunicación que tuvieron con las personas retratadas. Sin la información que ofrecieron, y sin su notorio involucramiento, las cosas habrían tomado un rumbo distinto: “Los conocimos, obviamente, cuando los entrevistamos y platicábamos cuando se hizo la película, porque todos estaban activamente contestándonos dudas, hablábamos diciendo: ‘¿Ahí cómo era esto?’ ‘¿De qué color era esto?’”
“Entonces, toda la película está llena de información que nos daban y luego, inclusive después de terminar la película, pues hemos buscado la manera de que ellos formen parte de las funciones. José Eduardo ha dado talleres de spoken word al final de la película en algunas escuelas; Evelyn y Elizabeth tuvieron la oportunidad de presentarla en Los Ángeles. Ahora estamos buscando una función en Miami que Jorge Ramos pueda presentar para que Jasmine y su familia puedan estar presentes. Entonces, pues, sí, creo que al final de todo, lo más importante de esta película es la experiencia de estas tres familias y la manera en que nos lo contaron”.
Por su parte, Carlos Hagerman apunta que son las propias experiencias de estos jóvenes las que ayudaron a darle forma a cada capítulo de esta especie de antología que, en el fondo, pretende entender las situaciones por las cuales cada uno de ellos pasa.“Nos tenemos que poner en los zapatos del otro”, comparte.
Por ello, antes de entrar a cada historia, José Eduardo –quien funge como el narrador o maestro de ceremonias– rompe la cuarta pared y nos hace preguntas que de primera instancia podrían parecer incómodas. Sin embargo, cumplen la función de hacernos ver más allá de nuestro círculo inmediato (por ejemplo, el primer capítulo lleva el título de «La búsqueda de la felicidad de Jasmine: Donde una niña tiene miedo de perder a sus padres”, y al final llega la confrontación: “¿Tú has tenido miedo?”).

“En general, la empatía solamente se logra si el proceso en el que estás, el de contar la historia, tiene una parte humana”, dice Hagerman. “Era como decirle a la gente: ‘¿Se dan cuenta lo que debe de ser tener miedo de perder a tus padres?’ […] Y creo que eso le genera una parte activa al espectador“.
Los trazos aparecen, las historias permanecen
Home Is Somewhere Else fue concebido en el taller de animación Brinca, que fue fundado hace 11 años en Valle de Bravo y es dirigido por Carlos y Jorge. El objetivo del taller es darle lugar en el paisaje audiovisual a ideas que importan, que merecen ser conocidas y analizadas desde otros ángulos.
“En Brinca llevamos todos estos años usando la animación para crear, por ejemplo, herramientas de comunicación para los familiares que buscan a sus desaparecidos o haciendo cápsulas para la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos”, comparte Jorge. “Para hablar de temas tan complicados como el femicidio, como el abuso de poder, como la corrupción. Entonces, como que ya teníamos esas experiencias”.
Con esa misión en mente, los creativos comenzaron a conectar las piezas para armar un concepto que pudiera apelar a todo tipo de público. En este sentido, el documental logra transmitir, de manera por didáctica y con lujo de detalle, lo que pasa por la mente de estas familias de padres indocumentados.
Cada segmento está animado con una técnica diferente, que permite recrear de manera fiel, aunque un tanto onírica, los recuerdos de los dreamers que nos hablan desde la pantalla.
Si bien sus trazos no son iguales, la labor de animadoras y animadores como Kaori Hayama, Marec Fritzinger, Aura Moreno Lagunes, Alonso Ross, Alejandro García “Male”, Sarah Páramo y Andrea Mondragón .

Sobre esto, Jorge nos platica lo siguiente:
“La animación ayuda a hablar de estos temas porque el discurso entra por otro lado y te permite aparte enriquecerlo, porque tienes, por un lado, sí, lo que se oye, que es lo que es, pero la imagen te puede llevar a tener la posibilidad de crear metáforas, alegorías, de recrear momentos que de otra manera no existen”.
Y añade: “Entonces sabíamos que servía para eso. Por otro lado, ya que conocimos a Jasmine y la oímos hablar, la manera de romper el hielo con ella para platicar fue que le dijimos: ‘Pues ponte a dibujar’, y entonces dibuja a su familia y a sus gatitos. Y cuando vimos esos dibujos, dije: ‘Esto es lo que se tiene que ver mientras la estás oyendo’, porque de esa manera vas a entrar a la subjetividad de los personajes, porque vas a oír la voz de una niña de 11 años muy lista, muy valiente, pero también con mucha inocencia. Y lo que está haciendo son dibujos de crayola, como hacíamos todos de niños”.
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A su vez, Carlos hace una precisión: “Dejamos que ellos cuenten sus historias con sus voces. Por supuesto que nosotros escogemos y editamos esas voces, ayudados por las tres editoras increíbles que tuvimos para la película [Inger Díaz Barriga Leal, Alejandra Ruvalcaba y Martha Uc]. Pero ha sido un proceso con mucha colaboración”.
“En cualquier otro documental, en cualquier otra película de este tipo, tú vas, filmas, te vas a tu sala de edición y es ahí donde armas la película. Y luego puedes invitar a los protagonistas a ver lo que tú hiciste. Aquí no era posible hacer eso. Acá todo el tiempo necesitábamos de su asesoría. [Hacíamos preguntas como]: ‘Oye, Lalo, ¿cómo eran los policías que te arrestaron? ¿Podrías ir a Internet y buscar algunas imágenes para que nosotros podamos retratar su tipo físico? ¿De qué tamaño eran? ¿Cómo era su actitud? Para que entonces nosotros pudiéramos asemejar la animación a la experiencia que él tuvo. Y claro que esto enriquecía estas pláticas. Se enriquecían muchísimo las escenas”.

Llegar más lejos
Algo que sin duda se agradece es que Home Is Somewhere Else se exhiba en salas nacionales, comerciales y alternativas, donde tendrá un mayor y mejor alcance. La cinta tuvo un exitoso recorrido por el circuito festivalero, presentándose en Annecy (donde fue la única película mexicana seleccionada en la categoría internacional Contrechamp), el Festival Internacional de Documental de Amsterdam, el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y el Festival Internacional de Cine de Morelia.
Inclusive, la película captó la atención de realizadores como Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu, quienes la apadrinaron y tuvieron a bien promoverla. Iñárritu dijo esto:
“Podemos dejar nuestro país físicamente. Pero este nunca nos deja a nosotros. Esta película dibuja de una forma simple y hermosa, la compleja realidad de millones”.

Sin embargo, no fue sino hasta hace unos meses que, tras generar tracción a finales de 2022, por fin se anunció su estreno amplio. Para Carlos y Jorge, esto es digno de celebrarse.
“A mí me parece que hay que tener una mirada apreciativa a las películas que llegan a estrenarse comercialmente, ¿no? Por supuesto que nosotros pensamos que el espacio de esta película podría ser mayor, pero yo creo que eso todos los cineastas lo piensan”, nos cuenta Hagerman. “Creemos que esta es una película que le va a gustar a la gente. Nos pueden tener catalogados como una película extraña, pero yo invitaría a la gente que no necesariamente ve este tipo de películas a que se aviente en el albur de meterse a verla, porque es una película llena de corazón que cualquier familia puede disfrutar”.
En este sentido, Carlos agradece que en nuestro país haya las herramientas necesarias para sacar a flote estas propuestas: “Somos muy afortunados en México de tener programas del Instituto Mexicano de Cinematografía como es el incentivo al crédito fiscal EFICINE. Esta película se hizo con ese crédito fiscal y nos permite tener recursos para hacer la película con completa libertad creativa. Hay países que no tienen esto, y por supuesto que la industria de las plataformas tiene muchos recursos para producir lo que ellos consideran que se debe de producir. Pero yo creo que en esa otra realidad cuesta más trabajo tener este tipo de libertades”.
Además, el autor resalta la cualidad optimista del conjunto: “Nuestros protagonistas están llenos de esperanza y de ganas de cambiar las cosas, y ¿qué mejor salir del cine con esta sensación de que hay gente joven que está luchando por cambiar su realidad y por tener esperanza que la realidad pueda ser mejor?”

En busca de una mejor vida
Algo que los directores tienen muy claro es que, en algún punto de nuestra existencia, todos migramos para cambiar las circunstancias que nos rodean. No obstante, cuando alguien más lo hace no prestamos atención a su situación. Una cosa que esperan lograr con este trabajo, y que ellos mismos aprendieron en el proceso de realización, es que podamos ser conscientes de las necesidades ajenas. Como menciona Jorge:
“El mayor aprendizaje, y que es lo que quisiéramos que también la gente que ve la película se lleve, es esta capacidad de estar atentos, de ser muy atentos a lo que le está pasando a la persona que está sentada a tu lado. La empatía de decir: ‘Todo el mundo debería tener el derecho de moverse y de estar en donde quiera, porque todo el mundo migra porque está buscando algo mejor’. Y al final muchos de estos sueños se ven truncados porque hay una circunstancia política o social, o lo que sea, que se los impide. Pero todo el mundo busca eso porque quiere estar bien, porque le quiere dar lo mejor a su familia”.

El documental tiene como objetivo hacer entender a las audiencias que no importa de dónde venimos ni a dónde vamos. Siempre estamos en busca de alguien que nos dé la bienvenida.
Home Is Somewhere Else ya está disponible en los cines de todo el país.

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