El único objetivo de Christopher Nolan con sus películas es romper el cerebro de la audiencia. Todo lo demás viene detrás. Las buenas interpretaciones de sus actores, la sólida narrativa y la calidad cinematográfica es secundario ante la capacidad del cineasta para confundirnos hasta límites insospechados. Y lo hace desde el inicio de su carrera.
Memento es la segunda película de su carrera y, posiblemente, sea la más complicada de entender. La historia sigue a Leonard, un hombre con amnesia que es incapaz de almacenar nuevos recuerdos. Por el contrario, tiene memoria sensorial, por lo que ha instaurado un sistema para recordar su vida diaria: utiliza fotos instantáneas para registrar toda la gente con la que se relaciona, los sitios a los que va, aspectos que debe recordar… Su motivación en la vida es vengarse del hombre que asesinó a su mujer y, para ello, ha tomado notas en cada parte de su casa y de su piel.
La peculiaridad del largometraje es que posee una línea temporal única. La historia se cuenta a través de saltos temporales constantes, viajando al pasado y al presente intermitentemente. Es muy fácil perderse en la cinta y existen decenas de hilos en internet de usuarios que tratan de explicar dónde empieza y termina la historia de manera cronológica.
Si no tienes demasiado tiempo para investigar este asunto pero, aún así, quieres enterarte con detalle de todo lo que le sucede a Leonard, el diseñador gráfico Greg Burney elaboró una infografía con todos los hechos que suceden en Memento ordenados de manera lineal. Si no puedes ver bien la imagen, pincha en este enlace para hacerla más grande.
En la infografía se aprecia de un primer vistazo cómo se ordenarían las escenas en blanco y negro y las de color, así como la progresión de la historia. Mientras en la película las escenas del pasado se alternan con lo que sucede en el presente, en un orden lógico de las cosas tendríamos que ver primero las secuencias en blanco y negro -comenzando por la habitación del hotel y el ‘¿dónde estás?’- y terminaría por las de color, en concreto por las imágenes de polaroid donde vemos a Teddy muerto.
La magia que Nolan consigue con Memento, al igual que muchas de sus películas, es generar en el espectador la necesidad de analizar todo lo que está viendo en pantalla. No es una historia sencilla, pero, en lugar de alejar al público, lo que provoca es querer acercarle más para comprender todo lo que está sucediendo. Una cronología inversa en malas manos puede transformarse en una pieza demasiado confusa, pero el cineasta da con los ingredientes clave para mantenerlo a flote.
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